El Senado de Brasil aprueba el proyecto de ley para gravar el capital offshore

El Senado de Brasil ha aprobado con carácter de urgencia el proyecto de ley que modifica la tributación de los activos financieros y los fondos de inversión en el exterior de personas físicas residentes en Brasil (fondos offshore o trust ), a la espera únicamente de que el texto sea sancionado por el presidente del país, Luiz Inácio Lula da Silva.

El texto modifica una serie de leyes para gravar o aumentar los tipos aplicados a los fondos exclusivos (fondos de inversión con un único accionista) y a las inversiones en offshores (empresas en el extranjero que invierten en el mercado financiero).

En la propuesta que salió de la Cámara de Diputados el pasado mes de octubre, los parlamentarios incorporaron en el proyecto de ley la tributación de los fondos exclusivos, con varios cambios en la propuesta original del Ejecutivo.

El tipo del 10% propuesto por el Gobierno para quienes prevean actualizar el valor de las rentas acumuladas hasta 2023 se ha rebajado al 8%. Por otro lado, la tasa lineal del 15% sobre la renta aprobada por la Cámara de Diputados contrasta con la tasa progresiva del 0% al 22,5% propuesta inicialmente por el Ejecutivo.

Ahora, los contribuyentes individuales tendrán que declarar por separado los ingresos procedentes de capitales invertidos en el extranjero, ya sean inversiones financieras, beneficios o dividendos de entidades controladas.

MÁS DE 37.300 MILLONES EN EL EXTRANJERO

Los datos del Banco Central muestran que los brasileños tienen alrededor de 200.000 millones de reales (37.340 millones de euros) en activos en el extranjero, la mayoría de los cuales son participaciones en empresas y fondos de inversión.

El proyecto de ley reduce la recaudación prevista inicialmente en un momento en que el Gobierno necesita recaudar 168.000 millones de reales (31.365 millones de euros) para cumplir el objetivo de reducir a cero el déficit primario hasta 2024, según el nuevo marco fiscal propuesto por el propio Ejecutivo y aprobado en agosto por el Congreso. Gravar a los súper ricos sería una de las principales fuentes de estos fondos.

Entre otras medidas, la propuesta también establece un impuesto sobre la renta del 15% (fondos a largo plazo) o del 20% (fondos a corto plazo de hasta un año) sobre los ingresos.

Los fondos con periodos de inversión más largos tendrán tipos más bajos debido a la regresividad de la tabla del impuesto sobre la renta. Los fondos cerrados –que no permiten el reembolso de participaciones durante su vigencia– también tendrán que pagar el impuesto sobre la renta por las ganancias acumuladas. Actualmente, estos fondos sólo tributan cuando se rescata la inversión, lo que puede no ser el caso.

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