El 52% de los inversores minoristas de España invierte en activos con criterios ESG, según Invesco

La firma Invesco ha presentado este martes un estudio sobre la población inversora minorista de Europa acerca de su actividad en materia de fondos cotizados (ETFs) con criterios ESG (medioambientales, sociales y de buen gobierno, por sus siglas en inglés) y del que se extrae que el 52% de los inversores particulares españoles lleva a cabo, en general, inversiones de corte sostenible.

En concreto, el inversor minorista español se situaría tercero en la clasificación Europa, por detrás de Reino Unido (donde el 57% de los inversores afirma invertir con criterios ESG) y Francia (55%), pero por delante de otros como Alemania (44%) y Suecia (43%).

Invesco ha apuntado que el dato de Suecia, un país muy concienciado con la sostenibilidad, es sorprendente, aunque han matizado que podría deberse a que las cuestiones ESG están más presentes en las carteras de un mayor número de inversores y no se consideran un elemento de inversión independiente.

La encuesta también ha subrayado que, en todo el continente, los inversores con menos experiencia tienen una mayor probabilidad y grado de concienciación de invertir en ESG que los más veteranos, ya que la proporción de los que lo hacen se sitúa por encima del 50% frente al 38% de los inversores con más de diez años de experiencia.

Con todo, desde Invesco han puesto el foco en el auge de los ETF a lo largo de los últimos tres años, especialmente por la incidencia de Europa, región en la que se han registrado entradas en dicho periodo por valor de 440.000 millones de dólares y, además, «no hay indicios de que la demanda vaya a bajar».

De manera más detallada, de ese monto total, 210.000 millones de dólares habrían entrado en ETFs con criterios ESG frente a 234.000 millones en fondos cotizados sin asociación a la sostenibilidad.

En un cuadro más general, la directora de los ETFs de Invesco para el mercado ibérico, latinoamericano y estadounidense, Laure Peyranne, ha contextualizado en la presentación con los medios que el 10% de los activos totales de gestión activa se corresponden con fondos cotizados y que, de éstos, el 12% aplica criterios ESG.

Asimismo, Peyranne ha profundizado sobre la necesidad en este universo de inversión de precisar el grado de definición de enfoques ESG y el espectro de inversión de ESG, ya que un producto puede integrar ciertos criterios o centrarse directamente en invertir en sostenibilidad.

Por otra parte, ha apuntado que la transición energética es el segmento que registra un mayor volumen de entrada, lo que, no obstante, no le impide asegurar, a las puertas de la cumbre climática COP 28, que «hace falta mucho dinero para alcanzar los objetivos climáticos de 2050.

De regreso al análisis por países sobre el estado de los inversores minoristas, la gestora ha señalado que el 54% de los españoles afirma que incrementará su inversión en ETFs asociados a criterios ESG.

Pese a ello y pese al dato de que el 52% de los particulares españoles invierte es sostenibilidad, los encuestados españoles han apuntado que la proporción de sus carteras destinada a ESG se sitúa sólo en el 33%, lejos de la media europa, que alcanza el 39%.

Ligado a esto, los inversores minoristas españoles también han considerado que, en su cartera ideal, la inversión en fondos cotizados con ESG se quedaría en el 30%, de las tasas más bajas de Europa.

Acerca de cuál de las tres patas de los criterios ESG es la más interesante a la hora de invertir por los españoles, una mayoría del 44% se decanta por el aspecto medioambiental, mientras que un 22% lo hace por el social y un 19% por el buen gobierno.

Estas diferencia y predominancia del aspecto medioambiental se debe, según los ponentes del informe, a que es la principal percepción que se tiene en conjunto de los criterios ESG por una cuestión de falta de educación y formación acerca de las otras dos vertientes.

Sin embargo, también han apuntado que esto se debe a su vez por la oferta de los fondos, ya que «la mayor parte ofrece eso», en referencia al medioambiente.

De hecho, han aludido que precisamente la falta de información y educación es el mayor obstáculo que encara la industria de gestión de activos para que aumente la confianza de los inversores en fondos cotizados con criterios ESG, en tanto que, a preguntas de los periodistas, han señalado que un catalizador que podría impulsar este segmento vendría del lado de una regulación más favorable.

Otro viento incómodo para el desarrollo de esta industria se encontraría, según Peyranne, en el daño que ha hecho a la mentalidad de los inversores el «escándalo de los greenwashing (blanqueamiento ecológico)», especialmente en geografías como Estados Unidos, lo que en cualquier caso obliga a toda la industria de gestión de activos a «ser más estrictos».

Esa desconfianza también se ha traducido en que incluso los propios inversores duden acerca del impacto real de las inversiones sostenibles -«no es lo mismo invertir en hidrógeno que un índice al completo, ahí lo que da credibilidad es ver el nombre de grandes empresas, como Iberdrola», han aducido-, por lo que insisten en la misma premisa: educación y formación.

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