El Gobierno de Bolivia rechaza que la agencia S&P rebaje la calificación del país a CCC+
El ministro de Economía y Finanzas de Bolivia, Marcelo Montenegro, ha rechazado este jueves la decisión de S&P Global de rebajar la calificación crediticia de Bolivia a CCC+ desde B- , considerando que la agencia omite factores de la economía boliviana que están garantizando la estabilidad y el crecimiento en el país.
En el informe emitido por S&P el pasado miércoles se recoge que Bolivia tiene en la actualidad un perfil externo más frágil que ha debilitado la capacidad del país para cumplir con sus compromisos de servicio de la deuda.
«El mayor déficit en cuenta corriente, las limitadas reservas líquidas de divisas y la falta de acceso a los mercados de capital externos han empeorado la solvencia del Gobierno», sostiene la agencia.
Además, el estancamiento político ha impedido asegurar el acceso oportuno a la financiación externa oficial, al mismo tiempo que ha retrasado la aprobación del endeudamiento externo por parte del Congreso.
Sobre su decisión también ha pesado la limitada flexibilidad de la política monetaria de Bolivia, derivada de las rigideces del tipo de cambio, el bajo PIB per cápita y el crecimiento económico inferior al de otros países con un nivel similar de desarrollo.
VALORACIÓN INCORRECTA
Ante la decisión de S&P, el ministro de Economía ha criticado que no se tenga en cuenta que Bolivia mantiene el nivel de estabilidad y crecimiento económico frente a la crisis multidimensional que afecta a todas las economías del mundo.
«Tenemos una inflación relativamente estable, crecimiento económico, un mercado laboral dinámico… Además, hasta ahora no hemos dejado de pagar puntualmente el servicio de la deuda externa, por lo que somos tácitos al decir que el elemento por el cual nos bajaban la calificación no se sostiene», ha denunciado.
En caso de que se incremente el riesgo de un impago de la deuda, la agencia ha señalado que podría rebajar más la calificación. Asimismo, otros factores para llevar la nota a la baja son una mayor erosión en el pago de divisas o la continuación del bloqueo político.
Por el contrario, políticas «decisivas» que impulsen la confianza de los inversores y reviertan el reciente empeoramiento del perfil externo del país, como la corrección del déficit fiscal o un mejor acceso a la financiación externa, permitirán elevar la calificación crediticia de Bolivia.