La cirugía del cristalino ya no sólo se realiza en catarata, sino también para otras disfunciones, según especialista

Los avances han permitido que la cirugía del cristalino no sólo se haga para pacientes con cataratas, sino también para aquellos que tienen alguna disfunción del cristalino, como los que tienen presbicia, según ha explicado el jefe de Servicio de Oftalmología del centro médico-quirúrgico Olympia Quirónsalud, Alfredo Castillo.

Además de la presbicia, en caso de padecer hipermetropía, miopía o astigmatismo, detalla Castillo, los pacientes que se someten a esta intervención pueden eliminar definitivamente el uso de gafas de forma que no necesiten ayudas visuales permanentes.

La catarata se forma cuando el cristalino se vuelve opaco o se deforma, impidiendo el correcto paso de los rayos de luz al interior del ojo. Entre los síntomas más comunes, destacan visión opaca, borrosa y pérdida de colores, así como visión doble, mala visión nocturna y sensibilidad a la luz.

«Es una causa muy frecuente de pérdida visual y el único tratamiento hoy en día es quirúrgico», ha asegurado Castillo.

Sin embargo, gracias a los avances en el estudio preoperatorio, la anestesia, el instrumental, así como la tecnología de las lentes intraoculares y la técnica de facoemulsificación -mediante un instrumento que produce ultrasonidos, la catarata se rompe en pequeños fragmentos-, la cirugía de catarata ha pasado de ser un procedimiento destinado a eliminar esta misma, a uno cuyo objetivo es lograr el mejor resultado refractivo posible.

A la hora de realizar la cirugía de catarata, el especialista aplica al paciente unas gotas de colirio anestésico y, en caso de que este último quiera, se aplica una leve sedación.

«Hacemos una incisión de 2,2 milímetros en la córnea y, por ahí, con una sonda, aspiramos parte del cristalino», ha destacado el jefe de servicio de Oftalmología Olympia, Carlos Palomino.

El especialista introduce la lente intraocular y, a continuación, el paciente se va a su casa. «Tardamos entre ocho y diez minutos, y el resultado que obtenemos es que, según el tipo de lente intraocular que se vaya a emplear, va a poder ver bien de cerca, media distancia (ordenador, tablet , móvil, etc.) sin ayuda de gafas. También va a poder ver bien de lejos sin apoyo visual», ha señalado Castillo.

Lo que sí se debe tener en cuenta respecto a esta intervención es que debe pasar una semana entre un ojo y el otro. Según ambos facultativos, «el postoperatorio es tranquilo, ya que el paciente sólo va a seguir un tratamiento de gotas».

Además, no tendrá que volver a operarse al cabo de los años, por lo que, gracias a la cirugía del cristalino, la persona verá solucionada, de por vida, su patología visual.

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