Psiquiatra asegura que informar sobre el suicidio de forma respetuosa alivia a quienes se lo plantean y reduce el riesgo
Informar sobre el suicidio y hablar del tema de forma respetuosa suele aliviar a quienes se lo plantean y reduce el riesgo de llevar a cabo conductas autolesivas, lejos de incitar a ello como se tiende a creer, según asegura la psiquiatra de IMQ Amsa, Mónica de Lorenzo.
«El tabú y el estigma que rodean las conductas suicidas dificultan su prevención. Por ello, es imprescindible acabar con algunos mitos e ideas erróneas sobre el suicidio, ya que así podremos identificar de forma adecuada las situaciones de riesgo y actuar de forma más eficaz», advierte.
En este aspecto, la doctora de Lorenzo apunta que «la repuesta al problema del suicidio debe involucrar a la sociedad en su conjunto, siendo necesaria la implicación y coordinación entre diferentes sectores: no solo el sector de la salud, sino también los de educación, empleo, bienestar social, justicia y otros».
Así, destaca la importancia de «las estrategias de prevención primaria, dirigidas a prevenir la incidencia del suicidio, actuando sobre los factores de riesgo modificables». Por ello, aboga por «impulsar actividades educativas en centros escolares para promover la salud mental y prevenir comportamientos suicidas, realizar campañas de prevención de conductas adictivas, y contemplar una extensión de los cuidados paliativos de enfermedades crónicas incapacitantes que favorezca una mejor calidad de vida de estas personas y sus familias».
Otras medidas, como limitar la disponibilidad de armas o medios lesivos y controlar el acceso a medicamentos, también son indispensables. También resalta que, para lograr una intervención sanitaria eficaz, «es necesario unificar criterios, mejorar en la detección precoz de los factores de riesgo y definir las competencias según servicio».
En cuanto a las posibles «señales de alerta» o factores de riesgo, la psiquiatra ha subrayado que «siempre se debe tomar en serio cualquier aviso o amenaza ya que cerca del 80 por ciento habían avisado o dejado entrever sus intenciones».
Por ejemplo, entre los factores de riesgo la experta ha destacado que «tener una enfermedad mental supone un factor de riesgo de suicidio». «Sin embargo, muchas personas que se han planteado el suicidio no sufren ningún trastorno mental que altere su capacidad de juicio, sino que, generalmente, están atravesando un momento de gran sufrimiento que no saben cómo afrontar», ha puntualizado.
Tal y como destaca la experta, entre los factores personales se encuentran los antecedentes de intentos de suicidio previos; los trastornos mentales (depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, abuso/dependencia de alcohol u otras drogas, entre otros); y las enfermedades físicas graves, incapacitantes o muy dolorosas.
También son determinantes la edad (la adolescencia y la edad avanzada son las edades de la vida con mayor riesgo de intentos y de suicidios consumados); el sexo (los hombres se suicidan más, 3.042 hombres frente a 1.055 mujeres el año pasado, aunque las mujeres son el grupo mayoritario en los intentos autolíticos; y antecedentes de suicidio en la familia.
En lo relativo a los factores sociales y ambientales, la psiquiatra de IMQ Amsa señala las pérdidas o separaciones de personas significativas, la pérdida de empleo, el fracaso escolar, el aislamiento social, la ausencia de apoyo familiar y la soledad.
También, la situación económica (precariedad, pobreza), la existencia de traumas como violencia, acoso escolar/laboral, maltrato físico o psíquico, abuso sexual y la exposición al suicidio de otra persona (suicidio sensacionalista, por contagio).
En casos en los que se pueda detectar la posibilidad de un intento de suicidio, la psiquiatra de IMQ Amsa aconseja: «mantenerse atento a las señales y mostrar calma, intentando mantener un contacto emocional cálido, sin invadir ni agobiar. No dejar a la persona sola hasta el momento en que pueda obtener ayuda profesional». Retirar todo tipo de material con el que pudiera hacerse daño. Ayudarle a conectar con recursos de ayuda: red de apoyo (familia, amigos), servicios sanitarios (explicarle la importancia de buscar ayuda médica o psicológica).
Otras formas de ayudar en estos casos consisten en proporcionar teléfonos de ayuda y webs de información sobre suicidio para la ciudadanía, como la Línea 024 de Atención a la Conducta Suicida, Llama a la Vida , disponible las 24 horas; o Biziraun (Asociación de personas afectas por el suicidio de un ser querido).