El juicio al acusado de matar a su casera en Castilla-Hermida se celebrará en noviembre
El juicio con jurado popular al hombre acusado de matar a la mujer de 69 años con la que convivía en un piso en la calle Marqués de la Hermida de Santander se celebrará el próximo mes de noviembre. En concreto, las sesiones comenzarán el día 6, han informado fuentes judiciales a esta agencia.
Los hechos sucedieron en febrero de 2022 y el implicado se enfrenta a una pena de 20 años de cárcel por asesinato que pide para él el fiscal, que también solicita una indemnización de 85.200 euros a las dos hijas de la víctima. Ambas ejercen la acusación particular y reclaman, por idéntico ilícito, prisión permanente revisable y 110.760 euros.
El sospechoso, G. B. C., que entonces tenía 38 años, está en prisión provisional desde lo ocurrido, en la la madrugada del 18 de febrero del año pasado. El titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Santander, que estaba de guardia entonces, abrió diligencias por presunto homicidio.
El sospechoso fue detenido por la Policía Nacional en el interior de la vivienda donde los agentes hallaron, con aparentes signos de violencia, a la mujer, que previamente había solicitado auxilio al 112, en concreto a las 2.40 horas. El hombre contaba con antecedentes penales y pesaba sobre él una reclamación de un juzgado de Málaga.
«YA ME PODÉIS LLEVAR»
De acuerdo con el escrito de la acusación particular, en la noche de los hechos el procesado estuvo consumiendo cocaína, lo que provocó que la víctima discutiera con él, pues no quería que consumiera dichas sustancias al ser ésta una de las motivaciones por las que le había acogido en su casa.
Eso motivó a su vez el enfado del hombre que, aprovechando su superioridad física y la minusvalía de ella, la ató de pies y manos con trozos de tela, para poder consumir sin problemas la droga. Ya de madrugada, la víctima consiguió llamar al teléfono de emergencias y manifestar que la tenía atada en su domicilio y que la querían «asfixiar y matar».
El 112 la puso en contacto con el 091, reiterando a los agentes policiales sus datos personales, dirección y la advertencia: «Me tienen atada y amordazada. Me quieren matar. Por favor vengan pronto», les rogó.
«Tengo aquí una persona a la que alquilé una habitación y me quiere matar», detalló la mujer, insistiendo a los efectivos policiales para que fueran «corriendo» pues si su inquilino «se entera (de la llamada de alerta) me mata».
Ante esto, varias dotaciones de la Policía Nacional acudieron al edificio. Los agentes llamaron al timbre de la puerta, y aunque no recibieron respuesta, escucharon pisadas en el interior. Contactaron con la vecina de enfrente, quien les indicó que en la vivienda en cuestión vivía una mujer «desde Nochevieja» y que entraba y salía «gente rara».
Los agentes descartaron acceder saltando desde ese piso al anexo donde sucedían los hechos ante el peligro de precipitarse, y requirieron la presencia de los bomberos, que les franquearon la entrada. Una vez dentro, encontraron al final del pasillo al hombre, que les dijo: «Ya me podéis llevar».
Según reconoció el propio acusado, desde que la mujer llamó hasta que llegó la Policía pasaron «30 ó 40 minutos», y unos «20 minutos más» hasta que tiraron la puerta y accedieron al domicilio.