El BCE aprecia un empeoramiento de las perspectivas de la eurozona respecto de sus últimas previsiones

Defiende que una política monetaria suficientemente restrictiva es fundamental para que la inflación vuelva a la meta del 2%

Las perspectivas para la economía de la zona euro se han debilitado en los últimos meses de manera más intensa de lo contemplado por el Banco Central Europeo (BCE) en sus últimas proyecciones macroeconómicas, según ha admitido la ejecutiva alemana de la institución, Isabel Schnabel.

En una conferencia pronunciada este viernes, la alemana ha resaltado el deterioro constante del sentimiento económico, con una caída de la actividad manufacturera a niveles más propios de recesiones profundas, que se ha extendido gradualmente al sector de servicios, mientras que se espera también que la política fiscal se vuelva más restrictiva a medida que los gobiernos se embarquen en una consolidación fiscal gradual.

«En conjunto, estos acontecimientos apuntan a que las perspectivas de crecimiento serán más débiles de lo previsto en el escenario base de las proyecciones de los expertos del Eurosistema de junio», ha advertido Schnabel.

No obstante, para la ejecutiva del BCE, al mismo tiempo, hay indicios de que la economía de la zona euro «tal vez no esté al borde de una recesión profunda o prolongada», señalando el signo alentador que representa la mejora de la confianza de los consumidores con respecto a los meses anteriores, «incluso si la recuperación se ha detenido últimamente».

En cualquier caso, después de más de un año de importante ajuste monetario, Schnabel ha subrayado que las perspectivas para la zona euro siguen siendo muy inciertas, puesto que la actividad se ha moderado visiblemente y los indicadores sugieren también debilidad de cara al futuro, mientras que existen importantes focos de resiliencia, especialmente en el mercado laboral.

Asimismo, mientras que la inflación general ha disminuido, principalmente gracias a la desaparición de anteriores shocks del lado de la oferta, las presiones subyacentes sobre los precios siguen siendo persistentemente altas, y los factores internos son ahora los principales impulsores de la inflación en eurozona.

«Por lo tanto, una política monetaria suficientemente restrictiva es fundamental para que la inflación vuelva a nuestro objetivo del 2% en el momento oportuno», ha defendido.

En este sentido, para Schnabel esta incertidumbre sobre el ritmo de la desinflación respalda el enfoque dependiente de los datos adoptado por el Consejo de Gobierno del BCE con el objetivo de tener en cuenta y responder a la forma en que la economía reacciona ante el actual ciclo de aumentos de tipos en la eurozona, el más intenso de la serie histórica. «La falta de un precedente histórico significa que podemos confiar menos en la experiencia pasada», ha puntualizado.

De tal modo, con este enfoque dependiente de los datos, no se puede predecir dónde se ubicará la tasa máxima ni durante cuánto tiempo tendrán que mantenerse las tasas en niveles restrictivos.

«Tampoco podemos comprometernos con acciones futuras, lo que significa que no podemos compensar la necesidad de un mayor endurecimiento de la política monetaria hoy con la promesa de mantener las tasas en un cierto nivel por más tiempo», ha concluido.

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