Hombres armados atacan un convoy de la misión de la ONU en el este de Malí
Un grupo de hombres armados ha atacado este martes un convoy de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) en plena operación de salida del país, sin que se hayan producido víctimas.
La misión ha indicado que el convoy se dirigía desde la ciudad de Gao a Ménaka, en el este del país. «Afortunadamente, no hubo víctimas y el convoy llegó a su destino», ha agregado la MINUSCA en un comunicado en el que ha advertido que los ataques contra los cascos azules pueden constituir crímenes de guerra.
Hace apenas una semana, la misión denunció otro ataque contra uno de sus convoyes, en esta ocasión de Ménaka a Gao, sin daños ni heridos. Además, en los días previos, el Grupo de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (JNIM), rama de la organización terrorista Al Qaeda en Malí, atacó dos veces a la misión de paz cerca de la localidad de Ber, en Tombuctú.
Según la propia misión, el ataque se saldó con al menos tres cascos azules heridos, si bien el grupo terrorista aseguró que fueron cuatro. JNIM también reivindicó otro ataque contra un puesto del Ejército de Malí en Gao, al sureste de Tombuctú, en el que murió al menos un militar.
La MINUSMA lleva meses en una situación extremadamente precaria en Malí, inmersa en un plan de salida por el rechazo de la junta militar golpista, próxima a Rusia, y por buena parte de la población. Los enfrentamientos entre la coalición rebelde tuareg y el Ejército maliense — en los que también participan miembros del grupo de mercenarios ruso Wagner– han terminado por acortar los plazos de retirada de algunas regiones por el deterioro de la seguridad.
La salida inmediata de la MINUSMA amenaza con empeorar todavía más la crisis en el norte de Malí, después de que la antigua coalición rebelde tuareg anunciase su salida de Bamako «por motivos de seguridad», una acción que parece alejar más a la región separatista de Azawad de las autoridades de transición de Malí.
Los antiguos grupos rebeldes que firmaron el acuerdo de paz de 2015 para el norte del país lanzaron en febrero una operación conjunta contra Estado Islámico tanto por el repunte de los ataques yihadistas como por la ausencia de una implicación de militares malienses y los mercenarios del Grupo Wagner.