Álvaro Pombo ve «un error» que los intelectuales crean que «parecer de izquierdas es mejor»
El escritor santanderino está escribiendo una nueva novela sobre la derrota militar española en Marruecos en 1921
El escritor santanderino Álvaro Pombo cree que en España «hay un poco temor a ser o parecer de derechas» y, frente a ello, «gusta parecer de izquierdas», pues esta segunda orientación política -ha comparado- «parece más ética» que la primera, que «al fin y al cabo es capitalista».
Con todo, ve «un error» que los intelectuales consideren que «hay que parecer de izquierdas porque es mejor», algo que «no es mi caso», ha apostillado Pombo, que también ha opinado que falangismo no es lo mismo que franquismo, sino que se «confunde» un término con otro.
El autor cántabro ha hecho estas y otras reflexiones este martes en Santander, su ciudad natal, en una rueda de prensa que ha ofrecido en el Palacio de la Magdalena antes de recibir el XXXV Premio Internacional Menéndez Pelayo, que le concede la UIMP por «su extraordinaria, dilatada y original obra narrativa y poética, que lo convierten en uno de los más singulares autores españoles».
El galardonado, que acaba de cumplir 84 años, ha asegurado que es el premio «más importante» que ha recibido a lo largo de su trayectoria, y lo ha calificado de «magnífico» y «brillante», reconociendo además que está «muy bien dotado» (20.000 euros).
En este sentido, y tras aludir a un artículo de Rafael Sánchez Ferlosio, Pombo ha sentenciado que los escritores españoles «dependen de estos premios para sobrevivir», más en Madrid, donde escribir equivale a «andar un poco justo a fin de mes».
«En mi caso no ha sido cierto. Yo me apañé bien», ha precisado el autor de numerosas obras, varias de ellas premiadas, como El metro de platino iridiado (Premio de la Crítica 1990), Donde las mujeres (Premio Nacional de Narrativa 1997), La fortuna de Matilda Turpin (Premio Planeta 2006) o El temblor del héroe (Premio Nadal de Novela 2012).
Escritor de novelas, poesía, artículos y ensayos, y miembro de la Real Academia Española, también recibirá este mediodía la Medalla de Honor de la UIMP, y por la tarde, a las siete, participará en la actividad cultural de los Martes Literarios, donde presentará su última novela: Santander 1936 , escrita este año y en la que ha procurado «equilibrar» una figura «trágica», la de Manuel Azaña (presidente de la II República), con las «figuras de los nacionales».
En la actualidad, y según ha desvelado, está escribiendo otra novela, esta vez sobre el desastre de Annual, la derrota militar española en 1921 en Marruecos, un tema que llamó la atención de Pombo porque «se ha hablado muy poco» de él y quiere contarlo «bien», ya que es «complicado» entender lo que pasó en las guerras africanas.
Así, y según las propias palabras del autor, con este relato ha «salido» de su primera época narrativa, la de la «subjetividad», para adentrase en otra narrativa, que aunque sigue siendo ficción es «ficción histórica».
Y a preguntas de los periodistas, ha indicado que continúa su interés por la poesía, «una dimensión imbricada en mi personalidad». «Es una salida del mundo de la causa-efectos para entrar en el mundo de las impresiones», ha expresado.
POESÍA, FAMILIA Y PAISAJE
Sobre esta disciplina, Pombo ha considerado que en la actualidad está «muy deslabazada», hasta el punto de que «parece prosa», pero ha defendido que la poesía «es emoción», es «autómata y en cierto modo irracional» pues procede «de un impulso», por lo que da cuenta de «pocas cosas» pero con «enorme intensidad», lo que hace que algunas «no se puedan decir en prosa».
En su comparecencia ante los medios también se ha referido a su familia, que procede de Palencia, comentando que es «magnífica» y «brillante» además de «muy narrativa» -«se ha prestado a ser contada», ha valorado-. El escritor ha comentado al respecto que sus parientes y él hablan «todo con un tono guasón», aunque ha matizado que él tiene «un sentido muy realista de la vida».
También ha comparado el paisaje de la provincia vecina con el de Santander, que «es demasiado bonito», y a propósito de desplazamientos y viajes ha confesado ser «sedentario». Por eso, no entiende que «la gente se vaya a Tailandia a ver la luna», algo que «me pone de los nervios», ha comentado, haciendo así «una crítica social a los nuevos tiempos».