Un extremeño ejecutado por garrote vil durante el Franquismo recibirá un acto de homenaje en Valencia del Ventoso
MÉRIDA, 16
El extremeño Francisco Granado Gata, ejecutado por garrote vil durante el Franquismo, recibirá un acto cívico de homenaje el próximo sábado, día 19, en Valencia del Ventoso (Badajoz).
El acto, que coincide con el 60º aniversario de su ejecución por la dictadura franquista mediante garrote vil, está organizado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (Armhex), los sindicatos CNT Extremadura y CGT, con la colaboración del Ayuntamiento de Valencia del Ventoso.
Se celebrará en el Patio del Centro Socio-Cultural Los Solares de Valencia del Ventoso, a partir de las 11,00 horas.
Incluirá el espectáculo inicial Flamencos por la libertad , a cargo del cantaor Tonio y el guitarrista Manuel Macarro, seguido con diversas intervenciones de los representantes municipales del Ayuntamiento de Valencia del Ventoso y miembros de las organizaciones convocantes. Además, se ofrecerá el micrófono abierto para quien quiera aportar su particular homenaje.
Durante el mismo se pondrá un pañuelo rojinegro, insignia anarcosindicalista, al busto de Francisco Granado que hay en el mismo patio, realizado por su mismo hijo, Richard Granado, informa en nota de prensa Armhex.
Francisco Granado Gata nació en Valencia del Ventoso en 1935, de donde emigró primero a Madrid, en 1953, en busca de trabajo, y después a Francia, en 1960. Allí entró en contacto con el movimiento de resistencia antifranquista de carácter anarquista y formó parte de las Juventudes Libertarias, que junto a CNT y FAI integraban el MLE, Movimiento Libertario Español.
Como miembro del grupo creado Defensa Interior (DI), volvió de forma clandestina a España en 1963, con intención de participar en acciones contra el régimen franquista. El 31 de julio de 1963 fue detenido junto a otro miembro de las Juventudes Libertarias, Joaquín Delgado Martínez.
Ambos fueron acusados de unos atentados que «no habían cometido», y en 17 días, mediante «proceso sumarísimo» en Consejo de Guerra, «fueron torturados, obligados a confesar la autoría de unos actos que no habían realizado, juzgados sin garantías procesales, sentenciados y condenados a la pena de muerte», cumpliéndose la sentencia el 17 de agosto en la cárcel de Carabanchel, Madrid, a mano de dos de los verdugos oficiales del Régimen franquista, curiosamente ambos naturales de Badajoz.