Las víctimas del genocidio de Ruanda, perplejas tras la decisión de no juzgar a Felicien Kabuga

Los grupos de supervivientes del genocidio de Ruanda han expresado su incredulidad por la decisión esta semana de los jueces del Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales de suspender de manera indefinida el juicio por genocidio y crímenes de guerra contra Felicien Kabuga, en base a su avanzado estado de salud.

«Este fallo nos sigue sorprendiendo y muestra falta de justicia, que por sí sola dolorosa. Los jueces no se han tomado en serio el tema de la justicia», ha lamentado Philibert Gakwenzire, miembro de la asociación Ibuka, encargada de velar y conectar los diferentes grupos de ayuda de víctimas del genocidio de Ruanda.

Gakwenzire ha rechazado el argumento dado por los jueces, el precario estado de salud y la demencia que arrastra Kabuga, de 90 años, y ha recordado que mientras se escondía de la Justicia por los crímenes que cometió en 1994 era perfectamente «autosuficiente», según sus declaraciones concedidas a la BBC.

No ha sido hasta que se sentó en el banquillo de los acusados cuando ha comenzado a asegurar que «no es capaz de hacer nada por su cuenta», ha denunciado Gakwenzire, quien ha recordado cómo durante el genocidio no se tuvo piedad de hombres y mujeres de esa edad e incluso más mayores que él.

En ese sentido, ha alertado de que este fallo ha logrado trasladar el mensaje a otros sospechosos de participar en aquel genocidio de que puedan salir impunes.

El lunes, el tribunal que juzga la responsabilidad de Kabuga en los crímenes que se cometieron en 1994 en Ruanda –donde en 100 días se asesinó a más de 800.000 tutsis y hutus moderados– suspendieron de manera indefinida su juicio, rechazando los planes para un proceso alternativo simplificado, como propusieron en junio.

Kabuga, considerado como el «mecenas» del genocidio, está acusado de haber financiado mediante su gran fortuna las masacres de las Interahamwe, las milicias hutus. Suya era también la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (RTLM), medio desde el que se propagaban mensajes de odio hacia la población tutsi.

Tras 26 años a la fuga, Kabuga fue detenido en 2020 por un equipo de investigadores franceses que le descubrió viviendo en un apartamento de París, donde vivía bajo una falsa identidad.

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