La exposición a incendios forestales reduce la supervivencia de pacientes operados de cáncer de pulmón
Las personas expuestas a un incendio forestal en el plazo de un año después de someterse a una cirugía de cáncer de pulmón tienen probabilidades significativamente menores de supervivencia en comparación con los pacientes con cáncer de pulmón que no están expuestos a incendios forestales, según investigadores de la Universidad de Emory, la Sociedad Americana del Cáncer y la Universidad de Yale (Estados Unidos).
Para el estudio, se seleccionaron 499.912 individuos que se sometieron a extirpación quirúrgica de cáncer de pulmón de células no pequeñas (NSCLC) entre 2004-2019, de la Base de Datos Nacional de Cáncer. De esos individuos, 168.645 (36%) estuvieron expuestos a incendios forestales dentro del año posterior al alta hospitalaria, según los datos a nivel de código postal del Sistema de Gestión de Recursos de Información sobre Incendios de la NASA.
Los resultados, publicados el jueves en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA) Oncology , revelan que estos pacientes tuvieron una supervivencia global peor que los demás participantes en el estudio y que sus probabilidades de supervivencia disminuyeron cuanto antes se produjo la exposición a los incendios tras la intervención quirúrgica.
Las personas cuyo código postal coincidió con un incendio forestal en los tres meses siguientes a la intervención quirúrgica de CPNM tenían un 48 por ciento menos de probabilidades de sobrevivir que los pacientes no expuestos a un incendio forestal. Los pacientes expuestos a incendios forestales entre 4 y 6 meses (38%) y entre 7 y 12 meses (17%) después de la intervención también tuvieron tasas de supervivencia inferiores a las de los pacientes no expuestos.
«Este estudio demuestra que el impacto en la salud de los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático, como los incendios forestales, es polifacético y de mayor alcance de lo que solemos pensar», afirma el doctor Yang Liu, catedrático distinguido del Departamento de Salud Medioambiental Gangarosa de la Facultad de Salud Pública Rollins de Emory.
Los datos de satélite facilitados por la NASA, que también financió el estudio, permitieron a los investigadores identificar los incendios forestales a escala mundial y durante un periodo prolongado.
«Además de las consecuencias para la salud derivadas de la inhalación del humo de los incendios, la interrupción de la atención sanitaria, la ansiedad debida a la pérdida de propiedades o a las dificultades económicas, así como el trauma mental asociado a la experiencia de un incendio pueden actuar conjuntamente para afectar negativamente a la salud y el bienestar de las personas», añade Liu. «Tampoco hay que ignorar el impacto de los incendios más pequeños en el este de Estados Unidos, ya que suelen estar mucho más cerca de las personas», ha señalado.
El cáncer de pulmón es el segundo tipo de cáncer más diagnosticado en Estados Unidos y la principal causa de muerte relacionada con el cáncer. Mientras tanto, la exposición a la contaminación atmosférica disminuye las probabilidades de supervivencia al cáncer de pulmón, y el humo de los incendios forestales es uno de los principales contribuyentes a la contaminación atmosférica.
«La cirugía del cáncer de pulmón es una operación importante con graves efectos secundarios y la recuperación lleva meses», afirma la doctora y directora científica de investigación de servicios sanitarios de la Sociedad Americana contra el Cáncer, Leticia Nogueira. «Durante la recuperación, las personas luchan contra las consecuencias físicas (disminución de la función pulmonar y física, disminución de la movilidad, aumento de la fatiga), psicológicas (estrés, ansiedad, depresión) y socioeconómicas (gastos de bolsillo, capacidad para seguir trabajando o mantener el nivel de ingresos, etc.) de la cirugía, que pueden afectar a la capacidad de los pacientes para prepararse y responder a las amenazas que plantea un incendio forestal que se aproxima», ha añadido.
Sin embargo, la contaminación atmosférica era solo una de las diversas amenazas para la salud –como la contaminación del agua y el suelo, el aumento del estrés y los problemas de salud mental, los desplazamientos y la interrupción del acceso a la atención sanitaria– que plantean los incendios forestales y que pueden repercutir negativamente en la supervivencia a largo plazo de las personas que se recuperan de una operación de cáncer de pulmón.
«Aunque el humo de los incendios forestales contribuye a empeorar la calidad del aire, lo que se ha asociado a un mayor riesgo de cáncer, la proximidad de los incendios forestales plantea varios problemas que van más allá de la inhalación de aire contaminado», añade Nogueira.
Entre ellos se incluyen el estrés asociado a la amenaza que los incendios forestales suponen para la propiedad y la vida, los recursos financieros necesarios para evacuar o refugiarse en el lugar y los riesgos para la salud asociados a la exposición al agua y el polvo contaminados. «Los retos adicionales son especialmente preocupantes para los pacientes y supervivientes de cáncer, que ya tienen que hacer frente a las consecuencias físicas, psicológicas y socioeconómicas del diagnóstico y el tratamiento del cáncer», ha comentado el doctor.
Los investigadores advierten de que los riesgos para la salud derivados de los incendios forestales no harán sino intensificarse en la era del cambio climático.
«El cambio climático provocará una reducción de las precipitaciones, un aumento de la temperatura y un suelo más seco en gran parte del oeste de Norteamérica, lo que exacerbará aún más la actividad de los incendios forestales en la región», afirma Liu. «Veremos una temporada de incendios más larga e incendios más frecuentes e intensos», ha finalizado.