Un estudio apunta que las enfermeras escolares pueden ser «clave» para reducir la obesidad infantil
Un estudio realizado por la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) sugiere que las enfermeras escolares pueden desempeñar un papel clave en la reducción de la obesidad infantil.
En la investigación, publicada en la revista científica Pediatric Nursing , estas científicas probaron una intervención centrada en la familia y basada en la escuela, utilizando a padres y profesores como modelos de conducta para una alimentación sana y otros comportamientos.
«Una razón importante para el éxito de este programa fue la confianza que las enfermeras tienen con los padres y maestros. He desarrollado una estrecha relación con la comunidad que solo una enfermera escolar puede tener», ha explicado una de las responsables de la investigación, Elaine Elliott.
Los padres y maestros de un preescolar público en Newark (Nueva Jersey, Estados Unidos) con altas tasas de obesidad fueron invitados a participar en el programa. Treinta y siete padres, profesores y auxiliares de clase, que representaban a 37 niños de 3 a 5 años, participaron en el estudio, que incluía sesiones semanales de 45 minutos durante cuatro semanas.
Siguiendo el modelo de un programa similar, el curso enseñaba a animar a los niños a comer al menos cinco raciones de verdura; pasar, como máximo, dos horas frente a una pantalla; hacer al menos una hora de actividad física; y consumir cero bebidas azucaradas cada día.
Durante la segunda semana del programa, los participantes debían poner en práctica lo aprendido haciendo participar a los niños en casa y en el aula. Elliott, la enfermera escolar, estaba disponible en persona y on line para proporcionar apoyo adicional.
Según los datos de las encuestas previas y posteriores, el consumo de fruta y verdura de los niños aumentó de una media de una a cinco raciones diarias. El número de días que los niños compartían la cena y el desayuno con su familia aumentó considerablemente, pasando de una media de dos a cinco días a la semana. Además, los niños dejaron de comer comida para llevar una media de dos días a la semana.
También se redujo en dos horas el tiempo que los niños pasaban viendo la televisión o jugando a videojuegos: de algo más de tres horas y media de media a una hora y media después de la intervención.
Los resultados fueron significativamente mejores que los de cualquier estudio anterior. Los investigadores atribuyeron los resultados a la presencia de una enfermera escolar que dirigía el programa y estaba disponible para responder a las preguntas.
«Se postula que los resultados significativos obtenidos, no observados en otros estudios similares, son el resultado de la enseñanza y coordinación del programa por parte de alguien familiarizado con el entorno y con los niños y sus familias (la enfermera escolar que vive en la zona). La enfermera escolar utilizó un vocabulario no especializado y ejemplos de alimentos basados en la cultura y en los recursos disponibles en la comunidad para demostrar cómo alcanzar los objetivos de salud a pesar de las limitaciones socioeconómicas», han asegurado las investigadoras.
A pesar del papel que desempeñan las enfermeras escolares en el establecimiento de hábitos saludables, muchas escuelas de Estados Unidos están reduciendo el número de enfermeras. En 2017, una cuarta parte de las escuelas del país no tenían enfermera, según datos de la Asociación Nacional de Enfermeras Escolares.