Un estudio apunta a que los adultos mayores que experimentan aislamiento social son más propensos a fumar
Un estudio de la Universidad George Mason de Washington (Estados Unidos) ha encontrado que el 17,1 por ciento de los adultos mayores están socialmente aislados y tienen más probabilidades de fumar en comparación con aquellos que interactúan socialmente con otros en la comunidad.
Además, los adultos mayores con niveles más altos de depresión y ansiedad tenían mayores probabilidades de fumar.
El envejecimiento trae sabiduría y experiencia; sin embargo, para algunas personas, envejecer también puede significar problemas de salud, pérdida de amigos y disminución de la movilidad, lo que lleva al aislamiento social.
«Los adultos mayores con conexiones sociales limitadas o nulas tienen más probabilidades de fumar, lo que a su vez conduce a problemas de salud y muerte prematura. Reducir el aislamiento social en los adultos mayores puede ayudar a mejorar su salud y esperanza de vida», afirma el autor del estudio, Gilbert Gimm.
Las personas mayores que experimentaron un aislamiento social moderado, como solo poder conectarse por teléfono, pero nunca ver a nadie en persona, tenían el doble de probabilidades de fumar que alguien que está socialmente conectado. Los adultos mayores que tenían un aislamiento social severo, como sin conexión o interacción con nadie en la comunidad, tenían cinco veces más probabilidades de fumar que aquellos que estaban socialmente conectados.
Los investigadores dicen que aún no está claro si el hábito de fumar conduce al aislamiento social o si el aislamiento social conduce al tabaquismo, pero ambos factores aumentan el riesgo de problemas de salud y muerte prematura.
Para este estudio, los investigadores analizaron datos de una muestra nacional de 8.136 adultos de 65 años o más que participaron en el Estudio Nacional de Tendencias de Salud y Envejecimiento.