Santander será «prudente» y fijará una Zona de Bajas Emisiones basada «en datos» y no «en un capricho»
Santander será «prudente» y, antes de delimitar una Zona de Bajas Emisiones (ZBE), realizará mediciones para comprobar si hay áreas contaminadas o saturadas, con el objetivo de que la decisión esté basada «en datos» y «no en un capricho».
Así lo ha dicho su alcaldesa, Gema Igual (PP), durante su intervención en el IX Foro Global de Ingeniería y Obra Pública celebrado en el marco de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), que ha tenido como uno de sus temas la movilidad.
Igual ha defendido que Santander «no es una ciudad contaminada» y «no se deja llevar por estas modas o leyes que salen tarde y sin desarrollar». «Primero analizamos, pensamos y luego ejecutamos», ha dicho.
En este sentido, ha explicado que el Ayuntamiento prevé utilizar fondos europeos para hacer mediciones y ver «si hay» alguna zona «contaminada» o «saturada»; poder determinarla y que «no sea un capricho».
«Seguro que mañana salimos diciendo una zona y el señor de la zona colindante va a decir que por qué esta calle y no la anterior o la anterior. Necesitamos basarnos en los datos para después tomar medidas». ha dicho Igual.
Además, la alcaldesa ha señalado que «antes de prohibir» el acceso de determinados vehículos a una zona, se deberán de tomar «otras medidas», como el calmado de tráfico , semipeatonalizaciones o rutas alternativas.
«Santander va a ser prudente en la determinación de una Zona de Bajas Emisiones porque lo primero que tenemos que hace es medirlo y poder comunicarlo», ha afirmado.
En su intervención, Igual ha subrayado el compromiso del Ayuntamiento es máximo para avanzar en una ciudad «sostenible, moderna e inteligente», para prestar los mejores servicios a los vecinos y para dotarles de las infraestructuras que mejor respondan a sus necesidades.
Así, por ejemplo, ha señalado que se seguirán apostando por nuevas conexiones peatonales mediante rampas y escaleras mecánicas para facilitar la movilidad de los vecinos –ya hay 15 itinerarios verticales en funcionamiento; dos en obras y en proyecto otro–.
El objetivo es que lograr que los ciudadanos opten por moverse a pie y se ha felicitado de que ya «el 58% de los desplazamientos dentro de Santander sean a pie o en servicio público».
Pese a todo, ha indicado que por las principales vías de acceso a la ciudad siguen entrando todos los días una media de 86.000 vehículos, por lo que ha considerado «muy importante» actuar en varios sentidos para rebajar ese número a través de un servicio de transporte de cercanías y de autobús interurbano ágil, eficaz y competitivo con el vehículo privado y con la implantación de aparcamientos disuasorios en los principales accesos de la ciudad, que estén conectados con el centro mediante lanzaderas de autobús y carriles bici.
Igual ha subrayado la apuesta por «potenciar el transporte público» y en otros alternativos como la bicicleta con medidas como la creación de carriles-bici o la adquisición de 200 bicicletas eléctricas que estarán disponibles en la ciudad «después del verano».
También ha puesto en valor las actuaciones en materia de eficiencia energética, como ha sido la renovación de las 23.000 luminarias de la ciudad, lo que supuso una reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera en unas 11.111 toneladas; la puesta en marcha del primer edificio municipal «emisiones cero» –el edificio administrativo de La Paz– o la inclusión de la máxima eficiencia energética en las 186 viviendas sociales que se han entregado recientemente, entre otras cuestiones.
Respecto a la digitalización, innovación e inteligencia artificial, Igual ha señalado que Santander sigue avanzando como ciudad inteligente. «Somos una urbe que desde hace más de una década ha apostado por la innovación tecnológica como vehículo de crecimiento y desarrollo y que se ha convertido, a día de hoy, en un enorme laboratorio urbano en el ámbito del IoT», ha indicado.
Por otra parte, y aprovechando el foro en el que se encontraba, ha puesto en valor la excelencia de la profesión del ingeniero de Caminos a la hora de explorar desafíos y oportunidades y que enfrenta tanto el colectivo profesional como la sociedad a la que presta servicio.