Un estudio concluye que el uso de andrógenos en mujeres con problemas de infertilidad no mejora los resultados
Un estudio internacional realizado por Dexeus mujer en 300 mujeres de entre 18 y 43 años ha concluido que la administración de andrógenos por vía transdérmica en mujeres con problemas de infertilidad no presenta una mejora significativa en los resultados reproductivos.
De acuerdo con los resultados, presentados en la 39º edición de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, los autores concluyen que la administración de andrógenos de forma previa al tratamiento de estimulación ovárica en pacientes que presentan una baja respuesta no comporta una mejora significativa en los resultados reproductivos y, en cambio, puede provocar efectos secundarios androgénicos no deseables, como un aumento del hirsutismo o del acné, por lo que no se recomienda su utilización de forma genérica como tratamiento coadyuvante en ciclos de fecundación in vitro .
El papel de los andrógenos en el tratamiento de mujeres infértiles ha sido muy investigado en los últimos 20 años. El motivo es que, aunque los niveles de testosterona son mucho más bajos en mujeres que en hombres, esta hormona es necesaria para ambos. En la mujer, la producen los ovarios y las glándulas suprarrenales y se ha observado que interviene de forma directa e indirecta en el desarrollo folicular.
Además, algunos estudios iniciales apuntaban hacia un potencial efecto beneficioso de la administración de testosterona en el desarrollo de los folículos y la acción de la hormona folículoestimulante (FSH), por ello se ha utilizado en reproducción asistida en un intento por mejorar la respuesta en mujeres con baja reserva ovárica.
Pero la mayor parte de estos trabajos no han sido concluyentes debido a la falta de evidencia sólida sobre su eficacia, la limitación en cuanto al tamaño de la población estudiada, la falta de un acuerdo uniforme en cuanto a la dosis aplicable o la duración del tratamiento. Además, todavía no se conocen bien sus efectos a largo plazo.
Sin embargo, un 25 por ciento de los especialistas siguen recomendando el uso de andrógenos a algunas pacientes que ofrecen una baja respuesta a la estimulación ovárica (en concreto DHEA, un tipo de pre-andrógeno). El dato se desprende de un amplio análisis que analiza cerca de 125.000 tratamientos de fecundación in vitro (FIV), realizados en 196 centros de 45 países de todo el mundo y se puede consultar on line en el portal IVF Worldwide.
Por ello, un grupo de investigadores de diversos países europeos, liderado por el jefe del Servicio de Medicina de la Reproducción y director científico de Dexeus Mujer, Nikolaos Polyzos, ha realizado un estudio sobre una amplia muestra de pacientes de reproducción que presentan una baja respuesta a los tratamientos de estimulación ovárica, con el fin de comprobar sus efectos. Bajo el nombre de The T-Transport , Se trata del primer ensayo multinacional y multicéntrico que aborda este tema.
En el estudio, las pacientes se dividieron en dos grupos de forma aleatoria: a un grupo se le administró 5,5 miligramos de testosterona al día en forma de gel a través de la piel (vía transdérmica) durante dos meses antes de iniciar el tratamiento de estimulación ovárica para llevar a cabo una fecundación in vitro . El otro recibió un placebo, también vía transdérmica, durante el mismo periodo. La dosis específica de testosterona administrada se seleccionó basándose en estudios farmacocinéticos previos.
Los resultados muestran que la respuesta al tratamiento de estimulación ovárica fue comparable en ambos grupos, tanto en cuanto al número de ovocitos recuperados como en el de embriones obtenidos. Las tasas de embarazo clínico también fueron similares: 17,42 por ciento en el grupo que recibió un placebo (grupo A) frente al 16,30 por ciento en el grupo al que se administró el gel de testosterona (grupo B). Comparando los resultados por grupos de edad, las tasas de embarazo también fueron igualmente similares.
En cuanto a los posibles efectos secundarios androgénicos tras finalizar el tratamiento, en ningún caso se observaron efectos adversos graves que obligaran a interrumpirlo. Pero sí se observó una mayor presencia de hirsutismo, que fue mayor en el grupo de pacientes que recibieron la testosterona transdérmica: un 15 por ciento de las pacientes frente a un siete por ciento de las que recibieron el placebo.
También se observó una mayor presencia de acné: un 21 por ciento de las pacientes tratadas con testosterona frente a un 15 por ciento de las que recibieron el placebo. Asimismo, se notificaron algunos casos, aunque muy pocos, de alopecia y de un tono de voz algo más grave.