Imaz reafirma la intención de Repsol de mejorar la retribución de sus accionistas vía recompras de títulos

Adelanta que el grupo subirá sus objetivos en el mercado de luz y gas, tras haberlos superado

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha reafirmado la intención de la compañía de seguir mejorando la retribución a sus accionistas a lo largo de este año mediante la fórmula de recompra de acciones.

Ante la junta general de la energética, y a pregunta de los accionistas respecto a la retribución, Imaz recordó que el grupo, con el abono en efectivo, ya se está «anticipando en el tiempo» a lo que se marcó en su plan estratégico, además de los programas de recompra de acciones, y subrayó que «por supuesto nos gustaría seguir incrementando esta senda».

«En este sentido, en las próximas comunicaciones que vayamos haciendo al mercado de esta junta espero que podamos ir en esta dirección», dijo.

En concreto, la hoja de ruta de Repsol preveía un dividendo de 0,60 euros por acción para los años 2021-22, de 0,65 euros en 2023, de 0,70 euros en 2024 y de 0,75 euros en 2025.

Así, para este 2023 el dividendo en efectivo de la multienergética se situará ya en los 0,70 euros por acción, un 11% más frente a lo abonado el año pasado, complementándose además con los programas de recompra de acciones.

A este respecto, Imaz recalcó que ya en 2022 la retribución en efectivo de 0,63 euros por acción y una reducción de capital social de 200 millones de títulos permiten a los accionistas superar de largo el euro por título. «Entendemos que una retribución parcialmente a través de la recompra de acciones es la mejor manera», añadió.

Así, destacó que el grupo seguirá ofreciendo este año una retribución «competitiva y atractiva, por encima de los compromisos que establecimos en el plan estratégico» y reiteró, en su discurso, en que esa retribución va a ser complementada con esos programas de recompra de acciones con el objetivo de destinar este año para el accionista «un mínimo de un 30% de la caja operativa generada por la compañía».

Igualmente, defendió su propia calificación de «CEO aburrido», basándose en las máximas de «ser prudente, predecible, disciplinado» en un entorno todavía muy «volátil» que permite gestionar una aplicación de la caja que ha facilitado a la compañía «llevar a cabo pequeñas operaciones inorgánicas que le permiten crecer en algunos negocios».

De cara también a este 2023, recordó el objetivo de inversión orgánica del grupo de 5.000 millones de euros, «cifra histórica» para el grupo y de la que al menos el 35% estará vinculada a proyectos para el futuro para el desarrollo de las plataformas bajas en carbono.

Por otra parte, puso en valor la estrategia de negocio comercial de Repsol centrada en el cliente, que ha derivado en unos ahorros adicionales en descuentos para éstos de 550 millones de euros a lo largo del año pasado y hasta el pasado 31 de marzo, en un contexto de crisis energética por la guerra de Ucrania a raíz de la invasión por Rusia, con unos niveles de venta de carburantes ya en niveles prepandemia, o con un total de 24 millones de clientes, con más de 6 millones de clientes digitales únicos.

Además, en el caso del negocio de electricidad y gas, el consejero delegado adelantó también que el grupo deberá «subir» los objetivos de clientes que se marcó en su hoja de ruta a 2025 ya que, con dos millones, los ha alcanzado ya, tras la reciente adquisición de CHC Energía, que le ha permitido erigirse en el cuarto operador del mercado eléctrico español por el número de clientes.

También en el negocio de Exploración y Producción ( upstream ), a día de hoy el principal generador de caja del grupo y en el que el año pasado incorporó a EIG como socio con una participación del 25%, afirmó que la compañía está «haciendo sus deberes», alcanzando ya un 70% de su objetivo de reducción de emisiones en sus operaciones, prácticamente la meta fijada para el periodo 2021-2025.

Por otra parte, señaló el objetivo de Repsol de avanzar «en la ambición de ser líderes en la transición energética», con el foco en ser una multienergética, pero, a la vez, asegurando «la rentabilidad y el máximo valor para el accionista».

«Estamos preparados para el futuro. Tenemos un negocio industrial de prestigio mundial, posiblemente el más competitivo de Europa, y también estamos comprometidos con el mantenimiento y la generación de empleo industrial en nuestra sociedad y en la aportación de valor a la sociedad», dijo, añadiendo la necesidad, eso sí, de abordar una transición energética «basada en las capacidades industriales y tecnológicas que tenemos».

Finalmente, Imaz destacó que descarbonizar «no puede ser» el único objetivo y puso el foco en la seguridad de suministro y en la energía asequible.

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