Gioconda Belli y Sergio Ramírez coinciden en que su apatridia demuestra la «debilidad» del régimen de Ortega
Ambos escritores nicaragüenses agradecen a España y otras naciones sudamericanas los ofrecimientos para recibir su nacionalidad
Los escritores Gioconda Belli y Sergio Ramírez han coincidido en destacar que la reciente decisión del Gobierno de Nicaragua de retirarles la nacionalidad junto a otras decenas de opositores demuestra la «debilidad» a la que se enfrenta el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Durante un encuentro celebrado en Casa América de Madrid, ambos escritores han sido homenajeados por su «valiosísima obra literaria», su «entereza como intelectuales» y su «compromiso cívico» con los Derechos Humanos y la democracia «en Nicaragua, en América Central y en todo el mundo», según ha reconocido el director general de la organización, Enrique Ojeda.
Cuestionados por la polémica decisión del Gobierno de Nicaragua de retirar la nacionalidad a más de 300 opositores, Ramírez ha aseverado que es «una muestra absoluta de debilidad» por parte de Ortega, a quien ha cuestionado por haber enviado a más de 200 de estos opositores a Estados Unidos, un Estado al que el mandatario considera como el enemigo imperialista , en vez de a otras potencias sudamericanas que también se habían ofrecido.
Belli, por su parte, no solo ha suscrito las palabras de Ramírez, sino que ha elevado la situación que viven Ortega y Murillo a la categoría de «desquiciamiento», pues ambos dirigentes son conscientes de que su gobierno se fundamente nada más que «en la violencia y en el miedo», y «gracias a que existe la Policía y existe el Ejército».
«Si eso se lo quitaran mañana, no tienen nada en qué basarse. Ellos lo saben, y lo deben de sentir, porque se expresa de muchas maneras. Eso les da una paranoia que los hace actuar de manera desequilibrada», ha manifestado la escritora, quien ve «imposible» que Nicaragua pueda tornar hacia un régimen como el de Corea del Norte, pero que ha alertado de que ya lo jóvenes salen «con retratos de Rosario y Daniel» en los desfiles de la patria.
Tras la decisión de Managua de retirarles la nacionalidad, los más de 300 opositores han recibido ofertas de varias naciones sudamericanas, y de España en primer lugar, para reconocerlos como ciudadanos de dichas naciones, un «gesto político» que ambos escritores han aprovechado para agradecer.
«Es una manera política de reaccionar», ha manifestado Ramírez, quien ha dado relevancia a la respuesta que los gobiernos sudamericanos del «eje de izquierdas» han dado ante la maniobra de Ortega. En este punto, ha ensalzado la postura del presidente de Chile, Gabriel Boric, quien, según él, defiende una «tesis impecable» de que «las violaciones de Derechos Humanos no tienen color político» y hay que denunciarlas en todos los casos.
Por su parte, Belli, quien accedió a recibir la nacionalidad chilena, ha reconocido su «admiración» al presidente Boric y ha recordado que «fue el primero» en afirmar que el régimen de Ortega «era una dictadura». Sin embargo, ha incidido en que siempre será nicaragüense y que «cuando los tiranos estén muertos», ella seguirá apareciendo en sus libros como «poeta nicaragüense».
Ambos escritores, residentes en Madrid, han aprovechado la ocasión para agradecer a España el haberles brindado un «hogar». «Sin la ola de solidaridad que he recibido, yo me hubiera muerto de tristeza», ha reconocido Belli, mientras que Ramírez ha agradecido que al llegar a la capital española ha podido por fin dejar de «abrir y cerrar maletas» y poder asentarse en un lugar fijo.
Finalmente, cuestionados sobre las condiciones que se deben dar en Nicaragua para su futuro regreso a la nación centroamericana, Ramírez ha incidido en que, a día de hoy, no ve su vuelta «de forma individual», sino cuando haya habido una serie de cambios, o que el país dé muestras estar «en vías de cambiar». «No regresaría a Nicaragua yo sin que las condiciones fueran distintas», ha dicho.
A mediados de febrero el régimen de Ortega y de Murillo retiró la nacionalidad a 94 nicaragüenses –entre los que se encontraban Ramírez y Belli– acusados por la Fiscalía de la comisión del delito de «traición a la patria». Pocos días antes, Nicaragua había deportado a Estados Unidos a 222 presos, a quienes también dejó apátridas.