Una investigación revela diferencias basadas en el sexo en el desarrollo del cerebro durante la primera infancia
Una nueva investigación de la Universidad de Turku (Finlandia) y publicada en Human Brain Mapping revela diferencias de sexo y cambios en el desarrollo de la sustancia blanca del cerebro -que sirve de comunicación entre las distintas partes del cerebro- en bebés y niños de cinco años sanos y con un desarrollo típico.
Los resultados, que ponen de relieve el dimorfismo sexual en la estructura cerebral durante el desarrollo con diferencias significativas detectables en múltiples regiones a la edad de cinco años, concuerdan con estudios anteriores que muestran un desarrollo cerebral más temprano en las mujeres.
«Hemos observado diferencias de sexo en la microestructura de la sustancia blanca de niños de cinco años que, a la luz de la bibliografía anterior, pueden ser una característica transitoria durante el desarrollo del cerebro», dijo la autora Venla Kumpulainen, MSc, MD, de la Universidad de Turku. No obstante, asegura que «se necesitan más investigaciones para examinar si estos hallazgos se asocian con diferencias cognitivas y emocionales en el desarrollo entre niñas y niños».
A la rápida maduración de la sustancia blanca (WM) de los primeros años de vida le sigue un desarrollo más lento pero duradero, acompañado del aprendizaje de habilidades más elaboradas. A la edad de cinco años, aparecen diferencias conductuales y cognitivas entre mujeres y hombres, y funciones asociadas a la lateralización cerebral, como las habilidades lingüísticas. La imagen de tensor de difusión (DTI) puede utilizarse para cuantificar la anisotropía fraccional (AF) dentro de la WM y los valores crecientes se corresponden con el avance del desarrollo cerebral.
Para investigar las características normales del desarrollo de la WM durante la primera infancia, los investigadores recopilaron un conjunto de datos de DTI de 166 bebés sanos (media de 3,8 semanas, rango de 2 a 5 semanas; 89 varones; nacidos en la semana gestacional 36 o posterior) y 144 niños sanos (media de 5,4 años, rango de 5,1 a 5,8 años; 76 varones).
Se examinaron las diferencias de sexo, los patrones de lateralización y los cambios dependientes de la edad mediante estadísticas espaciales basadas en tractos (TBSS). Las niñas mostraron una mayor anisotropía fraccional en todas las regiones mientras que no se detectaron diferencias de sexo en los lactantes.
La edad gestacional mostró una asociación más fuerte con los valores de AF en comparación con la edad después del nacimiento en los lactantes. Además, la edad infantil en el momento de la exploración se asoció positivamente con la AF alrededor de los cinco años en el cuerpo del cuerpo calloso, cuyas conexiones son importantes especialmente para las funciones sensoriales y motoras.
En definitiva, el estudio concluye que el rápido aumento de la integridad de la sustancia blanca (WM), es decir, el aumento de los valores de AF, se produce durante los primeros cinco años de vida. En ese momento del desarrollo, se observan amplias diferencias de sexo en la estructura de la WM: se detecta una mayor AF y, por lo tanto, presumiblemente un desarrollo más avanzado en múltiples regiones en las mujeres en comparación con los hombres.