Lundbeck lanza la primera guía interactiva sobre la depresión para combatir los bulos sobre la enfermedad
Lundbeck, compañía especializada en las enfermedades del cerebro, junto a la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), Fundación Asociación Nacional de Ayuda al Enfermo de Depresión (ANAED) y La Barandilla, impulsa En 30 preguntas. Guía Interactiva sobre la Depresión , la primera publicación interactiva colaborativa sobre esta enfermedad, con el objetivo de combatir la desinformación existente sobre la enfermedad.
«El objetivo de la guía es eliminar los bulos sobre depresión, que ralentizan y ponen trabas para detectar a los pacientes», ha explicado por su parte Eva Trillo, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, del centro de salud Campo de Belchite y vicepresidenta de SEMERGEN Aragón. «Los especialistas en salud mental son la fuente mas fiable sobre la depresión», ha recordado, para añadir que, ante esta enfermedad, el primer paso debería ser acudir al médico de Atención Primaria (AP).
«Debemos acceder a aquello que tenemos más próximo, más cercano y más fácil: los médicos de AP, y contarle cómo nos sentimos. Cada vez más, la Medicina de Familia está más formada en salud mental y preparados para colaborar con los psiquiatras», comenta. En este punto, ha explicado los «tres grandes bloques» de sintomatología depresiva que se ven en las consultas de AP.
En primer lugar, ha descrito los síntomas afectivos, que se materializan en el llanto, la tristeza, y en la sensación de no disfrutar con lo que se hacía tradicionalmente. «Sin embargo, hay otros síntomas a nivel cognitivo, por ejemplo, pacientes que relatan problemas de memoria, de concentración, que se sienten muy cansados, y que padecen niebla mental», aclara. En tercer lugar, se encuentran los síntomas físicos, como dolores crónicos, vértigos, molestias gástricas, reflujos o cefaleas, entre otras manifestaciones. «Estos últimos son síntomas que se alejan del clásico llanto y tristeza», destaca la experta.
Por su parte, el jefe de Psiquiatría en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias, Guillermo Lahera, ha resuelto las dudas sobre cómo actuar con un paciente con depresión desde el punto de vista de un familiar. «Lo mejor es actuar como familiar, como acompañante. No juegues a ser psicólogo, hay que darle cariño, apoyo, tranquilidad, paciencia, optimismo, esperanza, confiar en los terapeutas, y promover una actitud proactiva en el tratamiento, ayudando a la adherencia», ha aclarado.
En este punto, ha recordado que, entre el 8 y el 12 por ciento de la población padece depresión, siendo más común en mujeres que en hombres. De hecho, la diferencia entre géneros es importante, ya que la prevalencia es el doble en la mujer: el 12 por ciento de las mujeres tiene depresión a lo largo de la vida, y en hombres el porcentaje desciende al 6 por ciento. «Las causas son diversas, entrando en juego factores hormonales, ya que hay periodos del ciclo vital de la mujer en que hay más riesgo de depresión. Por ejemplo, el periodo premenstrual implica un bajo ánimo durante unos días, malestar e irritabilidad. El embarazo y el posparto son un periodo de máxima vulnerabilidad. Luego, hay un pico enorme en la menopausia, asociado también a los factores socioambientales y culturales», ha resumido.
En cuanto al hombre, ha recordado que hay que prestar especial atención en la adolescencia. «Además, tampoco hay que olvidar la depresión en el anciano: el perfil es un varón aislado con enfermedad crónica debilitante, que implica más riesgo de depresión y de suicidio», ha detallado.
Así, ha reiterado que «no hay atención especializada capaz de absorber esta cantidad de pacientes», por lo que es necesaria la AP en este sentido. «Necesitamos una AP fuerte, con tiempo suficiente que dedicar a los pacientes», ha reclamado. «El abordaje no puede ser puramente farmacológico, tiene que tener también psicoterapia». Así, ha insistido en la importancia de los psicólogos de AP.
En este punto, ha explicado que se deriva al paciente en casos de depresión resistente al tratamiento o una depresión complicada, es decir, con riesgo de suicidio, con poco apoyo familiar, o que además de depresión haya otro trastorno mental, o en casos de depresiones severas. Por último, si bien incide en que «de la depresión se sale», recuerda que también hay riesgo de recurrencia. «No podemos bajar la guardia, porque en una depresión mayor, a partir del tercer episodio, hay un riesgo de hasta el 90 por ciento de un cuarto», precisa.
Por otro lado, José Manuel Dolader, director de la Asociación La Barandilla ha celebrado que, tras la pandemia, la salud mental forme parte del debate público. «En especial, la depresión y la ansiedad se han convertido en noticias de actualidad donde muchas personas famosas están dando la cara permanentemente contando sus experiencias», ha destacado.
Así, ha insistido en la importancia de contar con «herramientas objetivas donde encuentren información que tenga como fuente a profesionales de la salud mental y personas afectadas, para que conozcan mejor cómo es sufrir una depresión».
Por su parte, José Ramón Pagés, coordinador de la Fundación ANAED, apunta que «en este momento, se habla mucho de depresión, pero eso no significa que haya conocimiento». De hecho, a su juicio, «falta información veraz», algo a lo que se pretende poner solución con esta guía. «La desinformación produce miedo, inestabilidad, que te inventes cosas que no sabes. Ha habido tanta desinformación de la depresión, se ha hablado tan poco, que algunos se atreven a decir qué depre tengo , banalizando la enfermedad», ha advertido.
Asimismo, aconseja que lo primero es buscar la ayuda de un profesional médico, igual que se hace con otras patologías. «Es importante obtener información precisa sobre la depresión y tratarla con respeto y comprensión. La depresión es un trastorno mental serio que requiere tratamiento profesional», ha insistido.
A pesar de los riesgos de la desinformación, un aumento de la conversación sobre depresión tiene efectos positivos, como la promoción de la educación en salud mental, la creación de comunidades de apoyo y, también, puede orientar a los usuarios a buscar la ayuda profesional que necesitan. «Los profesionales de la salud son las mejores fuentes para obtener información sobre la depresión, que además de estar basada en la evidencia científica, debe ser accesible y comprensible para que resulte verdaderamente útil», afirma la doctora Susana Gómez-Lus, directora médica de Lundbeck.