Experta ve necesario conocer cómo el cáncer afecta al proyecto de vida para el correcto abordaje psicológico

La psicooncóloga de MD Anderson Cancer Center Madrid, Maribel González, ha destacado la importancia de conocer cómo irrumpe el cáncer en el proyecto de vida del paciente oncológico joven, fundamental para un correcto abordaje psicológico.

Del mismo modo que un diagnóstico de cáncer impacta en la salud física, también puede afectar a la salud emocional de los pacientes y su entorno. Así, los sentimientos comunes durante esta experiencia incluyen ansiedad, angustia o depresión, y estas emociones pueden cambiar a diario, cada hora o incluso cada minuto.

«Para conocer la repercusión emocional que tiene el cáncer en una persona tenemos muy en cuenta cómo irrumpe en sus tareas y en su proyecto de vida y a partir de ahí es cuando podemos medir el impacto psicológico y qué intervención necesita», ha dicho la experta, reas informar de que en psicooncología se pude diferenciar al adulto joven, que va de los 19 años hasta los 30, y al adulto maduro, que alcanza hasta los 45 años.

En este sentido, el adulto joven pasa una etapa en la que empieza a haber una cierta autonomía y comienza a crear su proyecto de vida. Pone fin a la etapa formativa y empieza a desarrollar sus tiempos y su energía en un desarrollo profesional, y todo esto podría verse interrumpido por la enfermedad.

«En la adolescencia son muy importantes las relaciones con iguales, pero en esta etapa comienzan las relaciones con los otros a nivel de pareja. Las relaciones de intimidad y el desarrollo de la identidad sexual aún en construcción, es lo que más interrumpido se va a ver y lo que va a generar mayor impacto», ha insistido.

Por otro lado, y si se tienen en cuenta qué tipos de cánceres son los más frecuentes en esta etapa vemos que son linfoma de Hodgkin, los cánceres cerebrales o la leucemia, entre otros. Pero si se analiza la frecuencia de cáncer en función del sexo del paciente, en la mujer el más común es el cáncer de mama y en el hombre, el de testículo.

«Todo esto está muy relacionado con la sexualidad del paciente. Tanto la enfermedad como su tratamiento pueden afectar de forma directa a órganos sexuales, y también a la imagen corporal. Esto va a influir en mi forma de mostrarme a los demás y de construir mi intimidad y mis relaciones. Quizá sea de las cosas que más se trabajen y más demandadas por los pacientes», ha asegurado la experta.

Además, prosigue, la fertilidad también es un tema que impacta de manera directa en muchos procesos oncológicos. De hecho, existen algunos cánceres y, sobre todo, muchos tratamientos para combatirlos, que afectan directamente a la fertilidad, lo que supone un «importante motivo de preocupación y angustia» en el paciente joven con deseos de paternidad o maternidad en su proyecto vital.

La imagen corporal juega otro papel importante en estos procesos, no solo por mutilaciones o cicatrices derivados de algunos abordajes quirúrgicos a los que se tienen que ver sometidos los pacientes oncológicos, sino por los tratamientos y las consecuencias que estos tienen, como alopecia, envejecimiento precoz o cambios de peso, que pueden afectar a la seguridad con la que nos enfrentamos a la relación con el otro o a la intimidad sexual.

ANSIEDAD, DEPRESIÓN, TRISTEZA, CULPA O IRA

Por otro lado, la autonomía a menudo se ve afectada por el cáncer y por sus tratamientos. Esta tiene un impacto importante ya que, durante la enfermedad, el paciente puede volver a ser de nuevo más dependiente. «Todo lo que ha ganado y aprendido de independencia vuelve hacia atrás», ha avisado la psicooncóloga.

La sintomatología a nivel psicológico más frecuente está relacionada con problemas de ansiedad o depresión, que no siempre generan un diagnóstico clínico, pero es importante trabajarlo. Emociones como la ira, tristeza, culpa, problemas de sueño o de apetito, son propios de un diagnóstico de cáncer.

En este sentido, la familia del paciente oncológico tiene un papel fundamental, los psicooncólogos solemos decir que el cáncer es una enfermedad familiar porque al final nos sitúa en un escenario en el que, no solamente se ve afectado el paciente, sino todo su entorno.

La intervención psicológica es siempre a medida del paciente, teniendo en cuenta la etapa en la que se encuentra (de diagnóstico, de tratamiento, en el que ha habido un proceso metastásico, etc.). «En una etapa de diagnóstico reciente hay mucho caos emocional, muchas emociones que no sabemos cómo gestionar y están muy perdidos, y aquí el trabajo es de psicoeducación, de explicar al paciente que lo que nos sucede es normal», ha recalcado González.

Por tanto, prosigue, ayudar a orientar al paciente después de ese caos inicial es fundamental y trabajar con los pacientes en enfocarse en lo que sí que pueden controlar de todo el proceso como, por ejemplo, el autocuidado, el cuidado su alimentación, el ejercicio, el tiempo, o las relaciones personales.

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