Investigadores observan que la proteína ch-TOG es esencial para construir y mantener el esqueleto de la célula
Investigadores del IRB Barcelona, liderados por el doctor Jens Lüders, han descubierto un papel esencial de la proteína ch-TOG en la iniciación de la formación de microtúbulos en la fase del ciclo celular en el las células pasan la mayor parte del tiempo, es decir, la interfase.
El ciclo celular son una serie de etapas que conducen al crecimiento de la célula y la división en dos células hijas. Se conoce como interfase el periodo comprendido entre que una célula acaba de formarse y cuando ya está lista para dividirse. En la interfase, el citoesqueleto sigue siendo esencial y tiene un papel muy activo en el mantenimiento de las funciones de la célula.
«El papel de la proteína ch-TOG estimulando el crecimiento de microtúbulos durante la división celular ya se había descrito con anterioridad, pero su crucial importancia en la interfase en células humanas, es decir, cuando estas no se están dividiendo, era desconocida hasta ahora. Nuestro trabajo desvela que, además de contribuir al que los extremos de los microtúbulos sigan creciendo, esta proteía también es clave para iniciar la formación de estas fibras», ha dicho el jefe del laboratorio de Organización de los Microtúbulos en la Proliferación y Diferenciación Celular del IRB Barcelona, Jens Lüders.
El mecanismo que los investigadores han publicado en la revista Nature Communications se basa en una unión transitoria de ch-TOG en el centrosoma (uno de los lugares principales en la célula donde se forman los microtúbulos). La interacción de ch-TOG con un complejo iniciador de microtúbulos, el complejo TuRC, facilita la unión de varias moléculas de tubulina y así estas fibras empiezan a formarse.
Cuando ya se han empezado a formar, ch-TOG sigue unido al extremo del microtúbulo recién formado, que sigue creciendo conforme va incorporando nuevas moléculas de tubulina. Durante mucho tiempo, la comunidad científica ha considerado que la función principal de ch-TOG residía en alargar los microtúbulos, sin embargo, este trabajo respalda la teoría, que estudios anteriores ya habían apuntado in vitro y en otros organismos, de que ch-TOG es también esencial en la iniciación y formación de nuevas fibras de microtúbulos en humanos.
«La proteína ch-TOG tiene dos regiones, una coge las moléculas de tubulina y la otra se une al microtúbulo, de manera que la proteína añade la tubulina a la fibra y así esta va creciendo. Lo que hemos podido observar es también se requieren las mismas dos regiones para que ch-TOG se una a los complejos gTURC en los centrosomas y comience a agregar tubulina, formando así una nueva fibra, desde cero», ha enfatizado el primer autor del artículo, Aamir Ali.
Los investigadores han observado también que, en células humanas, el papel de ch-TOG en el inicio de la formación de fibras de microtúbulos no solo se observa en el centrosoma. Ch-TOG también puede estimular la iniciación de estas fibras desde la superficie del aparato de Golgi, otro sitio importante de ensamblaje de microtúbulos en ciertos tipos de células.