Izpisúa: «Poder resetear las células nos va a permitir mejorar y revertir el proceso de la enfermedad»

«Poder resetear las células nos va a permitir mejorar y revertir el proceso de la enfermedad», ha advertido el investigador Juan Carlos Izpisúa, de Altos Labs, quien ha compartido con el traumatólogo Pedro Guillén, fundador de la Clínica Centro, la confianza de que célula se convierta en un gran medicamento «.

Ambos expertos han participado en la jornada Diálogos de Ciencia en Español en la Fundación Ramón Areces, sobre el tema ¿Es posible la regeneración de tejidos? . «Hemos demostrado que la reprogramación parcial de las células es capaz de inducir la regeneración muscular y de los cartílagos», ha afirmado Guillén en referencia a su colaboración científica con Izpisúa.

«La célula es una oportunidad terapéutica», ha insistido Guillén poniendo como ejemplo el de una persona con diabetes. «Un diabético estará toda su vida con régimen, inyectándose insulina y caminando, pero no dejará de ser diabético. Es una maravilla que pueda seguir viviendo, aunque sea en esas circunstancias. La célula es una oportunidad terapéutica, que en este caso podría ser capaz de regular la glucosa», ha vaticinado.

«Dado el aumento de la esperanza de vida de la población y el incremento de personas jóvenes que practica deporte, es seguro que los problemas musculares van a ir en aumento en los próximos años y la franja edad es cada vez más amplia, lo que representa un problema para la sanidad. Hemos demostrado que la reprogramación parcial es capaz de inducir la regeneración muscular», ha subrayado el conocido traumatólogo.

El objetivo de esos esfuerzos en reprogramación o rejuvenecimiento celular es restaurar la salud y resiliencia celular para revertir enfermedades, lesiones y discapacidades que se producen a lo largo de la vida. «Se trata de que los años que tengamos que vivir los vivamos en las mejores condiciones posibles», ha resumido Juan Carlos Izpisúa.

Ha recordado también cómo los 250 tipos de células que tiene el ser humano, por regla general, se desarrollan en ausencia de enfermedad hasta los 30 años. Es a partir de esa edad cuando dejan de funcionar o tienen un comportamiento anómalo y así surgen enfermedades como el cáncer, las inflamatorias y tantas otras. «¿Podemos cambiar esa trayectoria vital que con el paso del tiempo va a suceder para dar marcha atrás a esas patologías?», se ha repreguntado Izpisúa.

En el coloquio, ambos investigadores han recordado los logros de su colega japonés Yamanaka, Nobel de Fisiología por esos avances en reprogramación celular al convertir una célula adulta en embrionaria. «Hemos visto que el fenómeno de reprogramación celular y rejuvenecimiento celular lo podíamos llevar a cabo en órganos jóvenes que no funcionaban de forma normal, como el hígado. Poder resetear las células nos va a permitir mejorar y revertir el proceso de la enfermedad», ha detallado Izpisúa.

Y ha puesto como ejemplo lo ya conseguido en los músculos y en los cartílagos. «En una alteración o lesión muscular, hasta cierta edad, el músculo es capaz de regenerarse. Nuestra ambición es que se regenere de forma más eficiente y rápida». Y se ha referido también al cartílago, cuyo deterioro provoca una de las patologías más frecuentes en mayores, las lesiones de rodilla.

«Todos los experimentos para rejuvenecer la célula se encuentran aún en animales. Trasladar esto a la clínica no siempre es lineal, ya que los modelos de experimentación animales son distintos a los del ser humano. Aunque hemos curado muchas enfermedades en el ratón, luego en el humano no sucede igual. Desconocemos los mecanismos exactos por los que ese experimento funciona en ratones y luego no en humanos. Por este motivo, es importante entender esos procesos a nivel molecular», ha subrayado Izpisúa.

Este investigador, que ha recordado y agradecido la beca conseguida por la Fundación Ramón Areces en sus tiempos de formación, ha señalado tres factores que considera claves para avanzar en este campo: «Necesitamos mayor diálogo y colaboración con los clínicos, con profesionales de la salud que nos dicen cuál es el problema y la enfermedad que están intentando tratar. El investigador es muy bueno curando ratones, pero sabe muy poco de la enfermedad en el ser humano. Lo mismo sucede al contrario: el médico está muy ocupado intentando curar al paciente y no tiene tiempo de estar en el laboratorio», señala.

«Esa colaboración, como la que tenemos con la Clínica Centro, es fundamental. Al mismo tiempo, hay que reducir el tiempo que los investigadores perdemos en burocracia y necesitamos una mayor agilidad en la regulación de experimentos con nuevas tecnologías. Por último, reclamamos mayor apoyo a la investigación», ha concluido.

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