Guinea Ecuatorial celebra elecciones con Obiang como favorito indiscutible ante el bloqueo a la oposición
El mandatario aspira a prorrogar sus más de 40 años en el poder ante candidatos sin posibilidades reales
El principal partido opositor, único que contaba con un escaño en el Parlamento, fue ilegalizado en 2018
La población de Guinea Ecuatorial acude este domingo a las urnas para unas elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales en las que el actual mandatario, Teodoro Obiang Nguema, aspira a revalidar el cargo que ocupa desde el golpe de Estado de 1979, sin candidatos de peso que aspiren a sacarle del poder.
Obiang, de 80 años y el mandatario que más tiempo lleva en el poder en el mundo, encabeza el país desde la asonada contra su tío, Francisco Macías Nguema, quien se convirtió en 1968 en el primer presidente de Guinea Ecuatorial desde la independencia del país de España en 1968.
El mandatario ecuatoguineano anunció que las presidenciales serían adelantadas cinco meses para hacerlas coincidir con las legislativas y las municipales, en medio de las denuncias opositoras sobre represión y exclusión del sistema político ecuatoguineano.
A pesar de que en el país existen 18 partidos legalizados, en la práctica no hay opositores con opciones reales de sacar del poder a Obiang, en medio de especulaciones sobre la posibilidad de una sucesión dinástica que derive en el ascenso de su hijo, Teodoro Nguema Obiang Mangue, conocido como Teodorín , quien ocupa la Vicepresidencia desde 2016.
El actual presidente, miembro del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), tendrá como rivales a Andres Esono Ondo, de Convergencia para la Democracia Social de Guinea Ecuatorial (CPDS), y Monsuy Asumu, del Partido de la Coalición Social Demócrata (PCSD).
El PDGE aspira además a mantener su férreo control de ambas cámaras del Parlamento. En la actualidad cuenta con 99 de los cien escaños de la Asamblea Nacional y los 55 escaños electos del Senado –que cuenta con 70 asientos, si bien 15 son nombrados directamente por el presidente–.
Las elecciones son además las primeras que se celebran desde la decisión de las autoridades de ilegalizar en 2018 las actividades del principal partido opositor, Ciudadanos por la Innovación (CI), que opera desde entonces en el exilio ante la detención de sus principales cargos.
ACUSACIONES CONTRA ESPAÑA
La campaña electoral ha estado empañada por las acusaciones de Malabo contra España, Francia y Estados Unidos por presunta «injerencia electoral» al participar en un acto del CPDS. «No entendemos la presencia de agentes diplomáticos de estos países en mítines de partidos políticos», dijo el ministro de Exteriores de Guinea Ecuatorial, Simeón Oyono Esono Angüé.
Las acusaciones fueron rechazadas por el CPDS, que indicó en un comunicado que «informó por escrito» al Ministerio del Interior sobre el acto, destinado a presentar su programa electoral, y trasladó al Gobierno que entre los invitados había representantes del cuerpo diplomático, sin que Malabo presentara «objeción alguna».
«El CPDS lamenta profundamente la actitud virulenta del gobierno del PDGE contra las misiones diplomáticas de España, Francia y Estados Unidos acreditadas en nuestro país, lo que deja claro y recuerda su eterna frivolidad en las relaciones diplomáticas con dichos países occidentales», destacó, mientras que el Gobierno de Pedro Sánchez rechazó las acusaciones de las autoridades del país africano.
Asimismo, las autoridades han recrudecido la represión contra opositores y activistas de cara a los comicios, en el marco de unas actividades que Malabo justifica como una respuesta a un intento de golpe de Estado que incluía planes para atacar embajadas y viviendas de ministros.
En este contexto, las fuerzas de seguridad irrumpieron el 30 de septiembre en la vivienda del destacado opositor Gabriel Nse Obiang Obono, inmueble que ejercía además las funciones de sede del CI. Tras ello, María Jesús Mené, esposa del líder del partido, Gabriel Nsé Obiang, dijo que Obiang había ordenado «una masacre» en la sede de la formación política.
La operación se saldó con la muerte de cuatro activistas y un policía, según las autoridades, y se vio seguida por una oleada de arrestos que ha sido denunciada por la organización Plataforma SOMOS+, que alertó en un comunicado de que «someter a la población a tanta presión y tensión, no es bueno ni para la convivencia, ni mucho menos, para hallar soluciones al statu quo «.
La Plataforma SOMOS+ acusó además a Obiang de un «ambiente prebélico» por las detenciones, que describió como «terrorismo de Estado». «Su único propósito es incrementar la incertidumbre y el miedo en la ciudadanía», dijo, tal y como recogió el portal ecuatoguineano Radio Macuto.
Por su parte, CI ha denunciado en numerosas ocasiones que su líder, Nsé Obiang, se encuentra encarcelado «en condiciones infrahumanas», lo que ha provocado un empeoramiento de su salud. En un comunicado publicado el 11 de octubre, el partido dijo que el opositor «se encuentra en una celda vigilada por cámaras las 24 horas del día y prácticamente desnudo», sin que Malabo respondiera a las acusaciones.
AUSENCIA DE UN CONTEXTO DEMOCRÁTICO
Las elecciones tendrán lugar además en medio de las denuncias de oposición y organizaciones no gubernamentales sobre la ausencia de un contexto que permita el desarrollo de la democracia y las actividades de la sociedad civil, en medio de la firme represión por parte de las autoridades.
Así, Freedom House destaca en su página web que el Parlamento «no tiene un papel relevante» en la toma de decisiones, que depende totalmente del Ejecutivo. El país carece además de una comisión electoral y, de hecho, el organismo estuvo encabezado en 2017 por el ministro del Interior.
La organización resalta además que «el régimen usa de forma rutinaria a las fuerzas de seguridad para atacar e intimidar a seguidores de la oposición», mientras que «la lealtad política al partido gubernamental es una condición para obtener y mantener un empleo en el sector público».
A ello se suma, según Freedom House, la ausencia de «mecanismos independientes contra la corrupción», en medio de las denuncias contra Obiang y su familia por casos de corrupción que dañan la capacidad del país para acometer proyectos que mejoren la vida de la población.
Por otra parte, existen limitaciones a la libertad de prensa, con una única televisión privada, que además está controlada por Teodorín , mientras que los medios independientes hacen frente a «intensas presiones financieras y políticas» que impiden que publiquen de forma regular.
La Unión Africana (UA) anunció recientemente el despliegue de una misión de observación electoral encabezada por Jose Mario Vaz, expresidente de Guinea Bissau, y destacó que publicará el 22 de noviembre un informe con su valoración sobre el proceso.
Durante los últimos días se han registrado llamamientos internacionales a favor de la limpieza de la votación, entre los que destaca el de Estados Unidos, que reclamó a Malabo que garantice una votación «libre y justa» con motivo del inicio de la campaña electoral.
«Guinea Ecuatorial puede cultivar una sociedad más inclusiva, pacífica y democrática garantizando la expresión de las diversas perspectivas políticas, un proceso de votación libre y justo y la protección de los Derechos Humanos de todos los individuos», señaló el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Sin embargo, se esperan pocas sorpresas en las urnas y Obiang cuenta con extender su mandato en Guinea Ecuatorial, que aún no ha experimentado una transferencia política del poder a través de elecciones desde su independencia de España en 1968.