La ONU alerta del agravamiento de los conflictos en el Sahel si no se toman medidas contra el cambio climático
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el coordinador especial de Naciones Unidas para el desarrollo en el Sahel, Abdoulaye Mar Dieye, han alertado este miércoles de que los conflictos y los desplazamientos aumentarán en la región del Sahel si no se toman las medidas pertinentes de forma «inmediata» para frenar el cambio climático.
En un informe conjunto, han señalado que «si no se invierte urgentemente en la mitigación y adaptación al clima, los países de la zona corren el riesgo de verse sumidos en décadas de conflicto», algo que se verá agravado por el aumento de las temperaturas, la escasez de recursos y la inseguridad alimentaria.
El documento indica que la emergencia climática «pondrá en mayor peligro a las comunidades del Sahel», donde «las inundaciones devastadoras, sequías y olas de calor, diezman el acceso al agua, los alimentos y los medios de vida, y agravarán el riesgo de conflictos». «En última instancia, aún más personas se verán forzadas a huir de sus hogares», han aseverado.
«En el Sahel, la crisis climática se está combinando con la creciente inestabilidad y el bajo nivel de inversiones en desarrollo. La mezcla resultante no solo desempodera y genera un mayor peso sobre las comunidades del Sahel, sino que también aumenta el riesgo de no alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible», ha manifestado Dieye.
En este sentido, ha afirmado que «las soluciones disponibles se enfocan en la participación de las personas y en inversiones a gran escala», aunque ha resaltado que es necesario «dedicación y compromiso absolutos». «También se requieren datos y un análisis adecuado de los mismos para poder prevenir y, por tanto, poner en marcha respuestas políticas proactivas y de impacto», ha explicado.
El informe analiza diez de los países que abarca la Estrategia Integrada de Naciones Unidas para el Sahel y su Plan de Apoyo en África Occidental y Central: Burkina Faso, Camerún, Chad, Gambia, Guinea, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria y Senegal.
La ONU ha destacado así que las comunidades del Sahel dependen de la agricultura y del pastoreo, dos actividades altamente sensibles al impacto del cambio climático. «La inseguridad alimentaria se está haciendo patente en la región; de hecho, ha alcanzado niveles de emergencia en algunas zonas. A largo plazo, se estima que, por los estragos del cambio climático, menguarán el rendimiento del maíz, el mijo y el sorgo, lo cual mermará la resiliencia de las poblaciones locales», alerta el documento.
«Los conflictos armados están empeorando a causa del aumento de las temperaturas y las condiciones meteorológicas extremas en el Sahel. Estos conflictos ya están destruyendo los medios de vida, están perturbando la seguridad alimentaria y están provocando desplazamientos», ha indicado el asesor especial de ACNUR para la Acción Climática, Andrew Harper, que ha asegurado que «solo mediante una gran inversión en medidas colectivas de mitigación y adaptación al clima se pueden aliviar las consecuencias humanitarias, actuales y futuras».
El informe advierte de que incluso con ambiciosas políticas de mitigación del cambio climático, se estima que las temperaturas en el Sahel aumentarán 2,5 °C hacia el año 2080 y estipula que, «de no emprender acciones urgentemente, podrían aumentar en 4,3 °C».
A pesar de tan negativas tendencias, el Sahel cuenta con abundantes recursos un gran potencial para las energías renovables (incluida una copiosa capacidad para la energía solar) y una población joven (alrededor del 64 por ciento de las personas en el Sahel tiene menos de 25 años).
«Si se adoptan acciones inmediatas y contundentes para la mitigación y adaptación al clima en apoyo a los países y las comunidades del Sahel y se priorizan la colaboración entre los sectores humanitario, de desarrollo y de consolidación de la paz, existe una posibilidad real de cambiar la trayectoria de esta región», ha insistido la ONU.