Científicos prueban glóbulos rojos inteligentes para administrar antibióticos contra bacterias específicas
Físicos de la Universidad McMaster (Canadá) han identificado un sistema de administración natural que puede transportar de forma segura potentes antibióticos por todo el cuerpo para atacar y matar selectivamente a las bacterias utilizando los glóbulos rojos como vehículo.
La plataforma, descrita en un nuevo artículo publicado en la revista científica ACS Infectious Diseases , podría ayudar a resolver la actual crisis de resistencia a los antibióticos, según estos científicos.
Los investigadores modificaron y luego probaron los glóbulos rojos como portadores de uno de los únicos antibióticos que quedan en el mundo a prueba de resistencias: la polimixina B (PmB), considerada como tratamiento de último recurso debido a su toxicidad y a sus efectos secundarios nocivos, que incluyen daños renales.
Se utiliza para combatir bacterias especialmente peligrosas y a menudo resistentes a los medicamentos, como la E. coli , responsable de muchas afecciones graves como la neumonía, la gastroenteritis y las infecciones del torrente sanguíneo.
Los investigadores han desarrollado una forma de abrir los glóbulos rojos y extraer sus componentes internos, dejando sólo una membrana, conocida como liposoma, que puede cargarse con moléculas de fármacos y volver a inyectarse en el organismo.
El proceso también implica el recubrimiento de la parte exterior de la membrana con anticuerpos, lo que permite que se adhiera a las bacterias y suministre el anticuerpo de forma segura.
«Esencialmente, estamos utilizando los glóbulos rojos para ocultar este antibiótico en su interior, de modo que no pueda interactuar ni dañar las células sanas a su paso por el cuerpo. Diseñamos estos glóbulos rojos para que sólo pudieran dirigirse a las bacterias que queríamos que se dirigieran», ha explicado Hannah Krivic, estudiante de posgrado de biofísica en la Universidad McMaster y autora principal del estudio.
El equipo, supervisado por Maikel Rheinstädter, catedrático del Departamento de Física y Astronomía, también se había centrado en los glóbulos rojos en trabajos anteriores (hipervínculo) porque son estables, resistentes y tienen una vida útil naturalmente larga, de aproximadamente 120 días, lo que les da tiempo suficiente para llegar a los distintos lugares de destino.
«Con muchas terapias farmacológicas tradicionales hay desafíos. Tienden a degradarse rápidamente cuando entran en nuestro sistema circulatorio y se distribuyen aleatoriamente por todo el cuerpo. A menudo tenemos que tomar dosis más altas o repetidas, lo que aumenta la exposición al fármaco e incrementa el riesgo de efectos secundarios», ha detallado Rheinstädter.
Ahora, estos científicos están trabajando en otras aplicaciones de la tecnología, entre ellas su potencial como plataforma para suministrar fármacos a través de la barrera hematoencefálica y directamente al cerebro, ayudando a los pacientes que padecen Alzheimer o depresión, por ejemplo, a recibir un tratamiento mucho más rápido y directo.