El Parlamento acoge el acto del 50 aniversario del Teléfono de la Esperanza que ha atendido 5 millones de llamadas
La presidenta de la Cámara reivindica el trabajo silencioso de esta red de voluntarios como «antídoto contra la soledad y la desesperación»
La vicepresidenta del Parlamento de Cantabria, Emilia Aguirre, ha reivindicado el «trabajo silencioso» del Teléfono de la Esperanza «como antídoto contra la soledad y la desesperación», en el acto que ha acogido este viernes el patio de la Cámara para conmemorar el medio siglo de actividad de esta red de voluntarios, que ha atendido más de cinco millones de llamadas de personas en crisis, de las que medio millón hablaron de ideas de suicidio. Solo el año pasado, El teléfono de la Esperanza sonó más de 183.000 veces.
Aguirre ha subrayado que «50 años escuchando tiene un enorme mérito en una sociedad llena de ruido, donde muchos ciudadanos permanentemente dicen, gritan, critican y comunican desde la primera persona de las redes sociales». «Todos nos expresamos, pero escuchar es algo que posiblemente practiquemos mucho menos de lo que se necesita», ha reflexionado.
Por ello, ha considerado que «un teléfono de socorro, de auxilio, de apoyo, de luz y de esperanza ha sido una iniciativa fundamental para ayudar a miles de personas».
Así, ha resaltado que es una actividad que se hace de manera «muy discreta, sin propaganda» pero que, al ver la evolución y las cifras de personas a las que tantos voluntarios han atendido en estas cinco décadas, «nos damos cuenta del trabajo social tan importante que hacéis y que merece todo nuestro aplauso y apoyo».
La vicepresidenta ha incidido en la paradoja de una sociedad aparentemente hiper comunicada por la profusión de medios tecnológicos y redes sociales «pero que es una sociedad fracasada en cuanto al acompañamiento y la humanidad». «Hay muchas personas que habitan una soledad no deseada y que gracias a vuestro teléfono pueden encontrar una voz amiga al otro lado del hilo telefónico», ha expresado.
Aguirre se ha referido a la soledad y la salud mental como dos aspectos que describen la sociedad actual. «Ahora se habla más de ello, pero desde el Teléfono de la Esperanza lleváis ventaja, lleváis muchos años trabajando estos aspectos», ha afirmado. En este sentido, ha apelado a la necesidad de promover la salud emocional de las personas, «algo en lo que durante años no se ha reparado lo suficiente y que hoy constatamos que ha crecido la necesidad de hacerlo».
«Contra la soledad y la desesperación, contra el desvelo y las sombras hace 50 años se encendió una luz de esperanza que aún palpita con fuerza como ejemplo de solidaridad, humanismo y voluntariado», ha concluido la vicepresidenta tras felicitar a la organización por esta trayectoria.
En el acto ha intervenido también el delegado del Teléfono de la Esperanza en Cantabria, José Manuel Liaño, quien ha subrayado que ASITES, la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, ofrece un servicio de atención telefónica dirigido a personas en situaciones de crisis «derivadas de lugares muy comunes que todos conocemos» como «pobreza, enfermedades, soledad, angustia, maltrato, necesidad mínima de valoración humana, ideación suicida, etcétera».
Asimismo, ha subrayado el trabajo desinteresado de los voluntarios, «que confían en la capacidad de los seres humanos para superar las crisis y que presta ayuda a personas indefensas».
Por su parte, la exdelegada de ASITES Cantabria, María José Macho, ha destacado la importancia de la relevancia social de la organización «porque inicialmente ha costado mucho entrar en la sociedad». «Empezamos en el año 2011 y a lo largo de estos cinco años hemos salido de las catacumbas». Macho ha subrayado la formación de los voluntarios que trabajan en la organización, que prioriza «aprender a escuchar».
Para finalizar, el presidente de ASITES España, Miguel Ángel Terreroha, ha recordado que el Teléfono de la Esperanza fue fundado por Serafín Madrid y la primera sede se inauguró en Sevilla en 1971. Cincuenta años más tarde es una ONG sin ánimo de lucro que fue declarada de utilidad pública en 1972 y cuenta con 29 centros y delegaciones por toda España, colabora además con organizaciones internacionales de emergencia y de prevención del suicidio.