Experta recuerda que la mejor estrategia para evitar la diabetes tipo 2 es la pérdida de peso

La mejor estrategia para evitar la patología es la pérdida de peso, poniendo énfasis en la reducción de la grasa visceral y en el aumento de la actividad física, explica la doctora Amalia Paniagua Ruiz, especialista del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, quien ha participado en el webinar formativo Diabetes tipo II no insulinodependiente , recientemente organizado por el centro.

«Antes de que las personas desarrollen esta patología, por lo general, tienen prediabetes, que es una condición reversible, cuyo tratamiento permite prevenir la enfermedad a través de una pérdida de peso menor a la que es necesaria una vez se ha establecido diabetes tipo II», asegura Paniagua, quien advierte de que las personas que se encuentran en esta situación tienen un alto riesgo de desarrollar diabetes en los cinco a diez años siguientes.

La diabetes de tipo 2 es la forma patológica de la diabetes más común a nivel mundial, especialmente en los países desarrollados, al igual que el sobrepeso y la obesidad. También denominada no insulinodependiente, o diabetes del adulto, es una enfermedad que se desarrolla cuando el nivel de glucosa en sangre es demasiado elevado, puesto que la insulina no está capacitada para realizar su función, basada en proporcionar movilidad a la glucosa para llegar hasta las células.

Concretamente, los adipocitos, los hepatocitos y las células musculares no responden de manera correcta a dicha insulina (acción conocida como resistencia a la insulina), por la lipotoxicidad de la grasa visceral en personas con sobrepeso.

Esta enfermedad vascular afecta al riego sanguíneo de vasos de pequeño y mediano tamaño a nivel de todo el cuerpo, en consecuencia, señala, «cuando no se corrige la glucemia adecuadamente, puede producir principalmente afectación de la retina, el riñón, los nervios, el corazón, cerebro y órganos periféricos como piernas y brazos».

Por ello, añade, es una patología que con frecuencia requiere un manejo multidisciplinar, siendo la atención especializada más frecuente la de Oftalmología, Nefrología, Cardiología, Cirugía Vascular, Neurología y Neurofisiología». En cuanto a herramientas terapéuticas, señala los análogos de GLP1 y los fármacos glucosúricos, además de la metformina.

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Experta recuerda que la mejor estrategia para evitar la diabetes tipo 2 es la pérdida de peso

La mejor estrategia para evitar la patología es la pérdida de peso, poniendo énfasis en la reducción de la grasa visceral y en el aumento de la actividad física, explica la doctora Amalia Paniagua Ruiz, especialista del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, quien ha participado en el webinar formativo Diabetes tipo II no insulinodependiente , recientemente organizado por el centro.

«Antes de que las personas desarrollen esta patología, por lo general, tienen prediabetes, que es una condición reversible, cuyo tratamiento permite prevenir la enfermedad a través de una pérdida de peso menor a la que es necesaria una vez se ha establecido diabetes tipo II», asegura Paniagua, quien advierte de que las personas que se encuentran en esta situación tienen un alto riesgo de desarrollar diabetes en los cinco a diez años siguientes.

La diabetes de tipo 2 es la forma patológica de la diabetes más común a nivel mundial, especialmente en los países desarrollados, al igual que el sobrepeso y la obesidad. También denominada no insulinodependiente, o diabetes del adulto, es una enfermedad que se desarrolla cuando el nivel de glucosa en sangre es demasiado elevado, puesto que la insulina no está capacitada para realizar su función, basada en proporcionar movilidad a la glucosa para llegar hasta las células.

Concretamente, los adipocitos, los hepatocitos y las células musculares no responden de manera correcta a dicha insulina (acción conocida como resistencia a la insulina), por la lipotoxicidad de la grasa visceral en personas con sobrepeso.

Esta enfermedad vascular afecta al riego sanguíneo de vasos de pequeño y mediano tamaño a nivel de todo el cuerpo, en consecuencia, señala, «cuando no se corrige la glucemia adecuadamente, puede producir principalmente afectación de la retina, el riñón, los nervios, el corazón, cerebro y órganos periféricos como piernas y brazos».

Por ello, añade, es una patología que con frecuencia requiere un manejo multidisciplinar, siendo la atención especializada más frecuente la de Oftalmología, Nefrología, Cardiología, Cirugía Vascular, Neurología y Neurofisiología». En cuanto a herramientas terapéuticas, señala los análogos de GLP1 y los fármacos glucosúricos, además de la metformina.

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