Ayuso insiste en que su mando único en pandemia fue el de sus consejerías y que Iglesias tenía el de residencias
Unidas Podemos le entrega a Ayuso una carta de una familiar de un fallecido en residencias y la presidenta le pide su contacto
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha matizado que el mando único que ejerció ella durante la crisis del Covid-19 fue el de sus consejerías y ha insistido en que el exvicepresidente segundo del Gobierno central Pablo Iglesias tenía el de las residencias.
Así lo ha aseverado en la Sesión de Control en la Asamblea de Madrid tras leerle la coportavoz de Unidas Podemos Alejandra Jacinto ha leído una carta abierta a la Comunidad de Madrid de la familiar de un fallecido en residencias.
«A punto está de decir que el virus se pergeñó en un laboratorio clandestino de la Puerta del Sol», ha lanzado Ayuso, quien ha enumerado medidas que tomó el Ejecutivo madrileño frente al Gobierno central.
Ha recordado que en febrero de 2020 Francia prohibía las concentraciones mientras el Gobierno quería «permitir el 8-M» y con ello «manifestaciones, conciertos y partidos de fútbol».
Cuando «se llamaba a las calles irresponsablemente», ha proseguido, en la Comunidad los centros de mayores «ya estaban cerrados».
«Se impuso un mando único para comprar material sanitario y nos retrasó dos semanas», ha cargado la líder madrileña, quien ha sacado pecho de la construcción del Hospital Isabel Zendal y el de Ifema, además de los «25 aviones» de material sanitario.
Sobre las residencias ha defendido que en las autonomías se tomaron «medidas similares» y que los fallecidos en las mismas en Madrid están «bajo la media nacional».
Alejandra Jacinto, al terminar su intervención ha entregado una copia de la carta a Ayuso, al consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, y al vicepresidente, Enrique Ossorio.
En el texto se pide que el Gobierno reciba a los familiares y afea a Ossorio que intente «apropiarse del dolor» de los familiares de los fallecidos. «Solo nos separan tres paradas de Metro. El café y el duelo lo pongo yo», concluye la misiva.