Los datos sobre el riesgo de cáncer de la terapia hormonal son «tranquilizadores», según expertas en menopausia
Dos expertos en menopausia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia (Estados Unidos) han apuntado que un nuevo artículo científico y otros datos recientes ofrecen «importantes garantías» sobre el riesgo de cáncer de mama derivado de la terapia hormonal para tratar los síntomas de la menopausia.
La terapia hormonal puede ayudar a aliviar los síntomas de la menopausia, como los sofocos, los sudores nocturnos, los trastornos del sueño, los problemas vaginales, los problemas sexuales y la pérdida de densidad ósea. Pero la información ha sido contradictoria sobre si este tratamiento aumenta el riesgo de cáncer de mama de las receptoras y en qué medida.
La nueva revisión, publicada en la revista científica Menopause , combinada con otros descubrimientos recientes, aporta una claridad muy necesaria, según las doctoras JoAnn V. Pinkerton y Carolyn S. Wilson.
«Cuando se prescribe a las mujeres después de la histerectomía, la terapia de estrógenos utilizada sola en la menopausia no aumentó el riesgo de cáncer de mama invasivo. El uso de la terapia de estrógenos durante más tiempo puede aumentar el riesgo. En el caso de las mujeres con el útero intacto que necesitan una combinación de estrógenos y progestágenos, el riesgo de cáncer de mama aumentó ligeramente y persistió tras su interrupción. Las mujeres y sus sanitarios deben sentirse tranquilos sobre la seguridad de la terapia hormonal cuando se utiliza en la menopausia», apunta Pinkerton.
Hace tiempo que se cuestiona si la terapia hormonal, que incluye progestágenos y estrógenos juntos o sólo estrógenos, aumenta el riesgo de cáncer de mama en las mujeres. Las aguas se han enturbiado por los resultados, a veces contradictorios, de grandes estudios observacionales y de dos grandes ensayos clínicos aleatorios de la Iniciativa para la Salud de la Mujer (WHI).
La incertidumbre llevó a los autores de la nueva revisión de Menopausia a evaluar las diferencias entre los datos de los ensayos y los datos observacionales. Se propusieron examinar tanto los grandes ensayos de la WHI como los ensayos controlados aleatorios más pequeños que podrían proporcionar información adicional.
Sus resultados, dicen Pinkerton y sus coautores en el editorial que acompaña a la publicación, «demuestran que la terapia hormonal tomada en la menopausia no aumenta el riesgo de cáncer de mama invasivo en las mujeres que se han sometido a una histerectomía».
El editorial señala que los estrógenos combinados con progesterona aumentan el riesgo de cáncer de mama en las mujeres que no se han sometido a una histerectomía, especialmente cuando se utilizan a largo plazo.
Sin embargo, los autores señalan otro estudio reciente que indica que el mayor riesgo no se tradujo en un mayor riesgo de muerte. «La ausencia de una mayor mortalidad con la terapia combinada de estrógenos y progesterona es tranquilizadora para las mujeres con útero que han estado preocupadas por el uso de la terapia hormonal en la menopausia», esgrime Wilson.
Además, los autores señalan que no todos los progestágenos (medicamentos que protegen el útero contra el cáncer estimulado por los estrógenos) conllevan el mismo riesgo de cáncer de mama. Parece que el estrógeno combinado con progesterona micronizada y dydrogesterona no aumenta el riesgo de cáncer de mama en el mismo grado que otras combinaciones, si es que lo hace.
Aunque está ampliamente disponible en Europa y en otros lugares, la dydrogesterona se ha dejado de utilizar en Estados Unidos en favor de otros progestágenos.
«Sustituyamos el miedo por el conocimiento. La mayoría de las mujeres sanas menores de 60 años o con 10 años de haber tenido la última regla y con síntomas molestos pueden tomar la terapia hormonal sin miedo en la menopausia si toman estógenos solos o combinados con progesterona», remacha Pinkerton.