Expertos aseguran que la educación diabetológica ahorra costes al sistema sanitario y mejora la calidad de vida
La educación diabetológica ahorra costes al sanitarios y, además, mejora la calidad de vida de los pacientes, según han asegurado diversos expertos durante la jornada El papel del agente educativo en diabetes , organizada por la Federación Española de Diabetes (FEDE) en el marco de la campaña No des la espalda a la diabetes y que ha contado con la colaboración de Abbott, Ascensia, Boheringuer Ingelheim y Lilly, Medtronic, Novalab, Novo Nordisk, Sandoz y Sanofi.
En la sesión, que se ha dividido en dos mesas, se ha tratado la educación diabetológica y las nuevas tecnologías a través de las intervenciones del miembro de la Junta Directiva de FEDE y coordinador de la Comisión de Educación de FEDE, Antonio Lavado, y la médico endocrinóloga del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, Macarena Alpañes.
En su intervención, Lavado ha recalcado las ventajas que aporta contar con educación entre iguales, que rompe esa barrera entre paciente y médico. «El agente educativo enseña a otros pacientes qué es la diabetes, cómo mejorar su control, ayuda a incrementar la adherencia al tratamiento y mejora su calidad de vida», ha explicado.
Pero, a pesar de que el paciente experto ejerce un papel fundamental, ha avisado de que siguen pidiendo al Ministerio de Sanidad que se aprueben los diplomas de acreditación en diabetes para nuestros sanitarios y que Atención Primaria cuente con profesionales educadores en diabetes.
«Y es que, tener pacientes educados en diabetes, supone una reducción de un 50 por ciento en gasto sanitario. El paciente que controla su diabetes tiene un gasto aproximado al año de 900 euros, mientras que el que no tiene educación diabetológica genera unos gastos de más de 2.100 euros al año», ha asegurado Lavado.
Además de la educación entre iguales, la innovación y las nuevas tecnologías son herramientas fundamentales para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Según Alpañes, estas contribuyen a la reducción del número de glucemias capilares y de hipoglucemias; permiten un mejor conocimiento de la diabetes, reconociendo patrones y causas; mejoran el control de la HbA1C (hemoglobina glicada); admiten el control en remoto o la telemedicina; y aumenta la calidad asistencial del médico, al tardar menos tiempo en revisar un sensor que en ver apuntes y anotaciones.
Sin embargo, no existe un acceso real del paciente a esta innovación. «Hay una limitación clarísima, que es la formación. Las educadoras no han dado más de sí y en algunos hospitales hay muchísima lista de espera; además hay distintas sanidades, en distintas comunidades autónomas, con acceso a diferentes velocidades», ha enfatizado.
Por otro lado, la segunda mesa se ha centrado en la importancia de la formación continuada y del papel del agente experto, que FEDE ha venido a rebautizar con el nombre de «agente educativo en diabetes». En ella han participado el agente educativo en diabetes de la Federación de Asociaciones de Personas con Diabetes de Extremadura (FADEX) y miembro de la Comisión de Jóvenes de FEDE, Beatriz Gutiérrez, y la jefa de servicio de coordinación de la Escuela Madrileña de Salud de la Comunidad de Madrid, Juana Mateos.
Para Gutiérrez, el paciente experto aporta «principalmente tiempo», ya que las consultas tienen un tiempo limitado y los pacientes llegan con «muchas dudas, problemas y nervios que les cohíben de solventarlo todo». Por su parte, Mateos ha puesto en valor de los programas de paciente experto su contribución a mejorar el autocuidado y la calidad de vida, y dotar a los pacientes de un rol más activo y de corresponsabilidad.
Además, Mateos ha resaltado las ventajas que aportan las formaciones online para pacientes con diabetes, al ser un recurso muy accesible, que simplifica los procesos de aprendizaje, con contenidos multimedia atractivos, y que disminuye los costes de la capacitación y la formación. «Una escuela de salud es un espacio y un tiempo para aprender juntos, desde un modelo de sanidad participativa», ha zanjado.