Urkullu dice que recordar a Blanco es «recordar a todas las víctimas» de ETA y le reprocha que siga sin pedir perdón

Dice que la «crueldad» de los hechos «llenó el vaso del hastío» y multiplicó la protesta contra ETA que no logró ningún «objetivo»

BILBAO, 10

El lehendakari, Iñigo Urkullu, asegura que recordar a Miguel Ángel Blanco es «recordar a todas las víctimas de ETA», que sufrieron la «crueldad de una violencia injusta y sinsentido», por la que ETA todavía «no ha pedido perdón».

En una artículo publicado en El Correo y El Diario Vasco, Urkullu hace esta reflexión al cumplirse el 25 aniversario del secuestro y asesinato del edil popular, que se recordará con un acto institucional en Ermua, al que asistirá el lehendakari.

Según destaca, es recordar todo el «sufrimiento injusto» padecido en Euskadi por «supuestas razones asociadas a motivación política. «Expreso mi reconocimiento a todas y cada una de las víctimas, fuera cual fuera el método, sean supervivientes o fatalmente fallecidas, a sus familiares y personas allegadas. Todas ellas merecen por igual nuestro respeto, apoyo y solidaridad. Todas sufrieron la crueldad de una violencia injusta y sin sentido», asegura.

Urkullu reconoce que hay acontecimientos en la historia que adquieren una «trascendencia especial y que producen una convulsión social» que «nadie había sido capaz de prever con anterioridad» y, según apunta, el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, hace 25 años, fue uno de estos acontecimientos.

SIN PEDIR PERDÓN

«Lo recordamos, aunque no fuera el primero, como un hito en la movilización social contra ETA. La crueldad demostrada aquellos días de julio llenó el vaso del hastío y multiplicó la protesta social en contra de ETA. Casi 14 años después ETA decidió dejar las armas y hace cuatro años se disolvió de forma definitiva y para siempre. Sin ninguna contrapartida, sin ningún objetivo conseguido y, todavía hoy en día, sin reconocer y pedir perdón por todo el sufrimiento injusto provocado», remarca.

Urkullu indica que, en el momento de los hechos, era parlamentario vasco y formaba parte de la Comisión de Derechos Humanos y solicitudes ciudadanas del Parlamento vasco que presidía José Antonio Rubalcaba y que me cupo el honor de presidir posteriormente entre 1998 y 2008. Además, formaba parte de la ejecutiva del PNV en Vizcaya, el BBB.

Según destaca, recuerda «con total nitidez» aquellos días que marcaron su «vida personal, política e institucional». También apunta que, la liberación del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, tras más de 500 días secuestrado, se había producido unos pocos días antes y la respuesta de ETA fue un nuevo secuestro, en este caso del concejal del PP en Ermua, Miguel Ángel Blanco.

«El final del secuestro estaba escrito desde el principio por los dirigentes de la organización terrorista ETA, pero fue gestionado con una frialdad y crueldad inusitadas», asegura.

Urkullu afirma que le consta que se hicieron «esfuerzos de todo tipo» por intentar convencer a quienes lo habían secuestrado para que «no cumplieran su amenaza». «Recuerdo que, con Javier Atutxa a la cabeza, decidimos movilizar a toda la organización del PNV para intentar que aquella amenaza que tenía fecha y hora, las cuatro de la tarde, no se produjera. Recuerdo aquellas pocas horas entre el secuestro y el asesinato, horas vividas con tensión acumulada, solidarizándonos con el PP, compartiendo con la mayoría de la sociedad vasca la esperanza de que ETA no cumpliera su amenaza, expresándola también en la manifestación multitudinaria de Bilbao», explica.

El lehendakari indica que el día señalado decidieron «estar juntos» y, tras la manifestación, habían convocado una reunión de la ejecutiva, y esperaban «un cambio, un milagro, que al final no se produjo».

«INCREDULIDAD Y DESOLACIÓN»

Urkullu recuerda la «incredulidad y la desolación de todos» en el instante en que recibieron la noticia y los describe como «un momento desgarrador», como el del funeral y acompañamiento al cementerio en Ermua, que sigue recordando «como si lo estuviera viviendo en este mismo momento».

«Son momentos que incidieron en mí como persona y que siguen motivando en mí el compromiso con los valores de respeto a la vida y los derechos humanos, con el trabajo por la construcción de la paz y la convivencia social. Asocio este compromiso con el color blanco que representa la paz y lo relaciono siempre también con el recuerdo a Miguel Ángel y su familia», concluye

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