El Consejo de Seguridad de la ONU prorroga un año el mandato de la MINUSMA entre críticas de Bamako
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha aprobado una prórroga de un año del mandato de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de la ONU en Malí (MINUSMA), en medio de la retirada de tropas francesas y occidentales por las tensiones con la junta militar maliense.
La votación se ha saldado con trece votos a favor y dos abstenciones –China y Rusia– y contempla la extensión del mandato de la misión hasta el 30 de junio de 2023, sin cambios en el despliegue de 13.289 militares y 1.920 policías ni en las prioridades estratégicas.
Así, la resolución autoriza a la misión a utilizar «todos los medios necesarios» para cumplir su mandato, cuya principal prioridad es «apoyar la puesta en marcha del acuerdo (de paz) entre las partes malienses (…) y la transición política».
Entre las otras prioridades figura «facilitar la aplicación por parte de los actores malienses de una estrategia política global e inclusiva destinada a luchar contra las causas profundas y los factores de conflictos violentos, proteger a los civiles, reducir la violencia intercomunitaria y restablecer la presencia y la autoridad del Estado y los servicios sociales en el centro de Malí».
De esta forma, el Consejo de Seguridad de la ONU ha apoyado la propuesta de secretario general del organismo, António Guterres, de llevar a cabo un examen interno de la MINUSMA en un plazo de seis meses, por lo que deberá presentar un informe «el 13 de enero de 2023, como tarde» de cara a la «futura configuración de la MINUSMA, el nivel de efectivos y los efectivos máximos».
Las propuestas de Guterres deberán contemplar además «un análisis detallado de los problemas políticos y de seguridad que tengan incidencia sobre la capacidad de la misión de llevar a cabo su mandato» y una evaluación de la cooperación con las autoridades malienses.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha mostrado además su preocupación por el aumento de las denuncias sobre violaciones de los Derechos Humanos por parte de las fuerzas de seguridad malienses en el marco de las operaciones contra el yihadismo, especialmente en el centro y el norte del país africano.
Por su parte, el representante maliense ante el organismo, Issa Kounfouro, ha dicho que Bamako toma nota de la decisión, si bien ha mostrado sus reservas y ha dicho que «lamenta profundamente» que algunas de ellas hayan sido ignoradas en la versión final de la resolución.
En esta línea, ha reiterado la «firme oposición» de las autoridades en lo relativo a la libertad de movimiento de la MINUSMA para llevar a cabo su mandato a nivel de Derechos Humanos y ha agregado que Malí «ha cooperado de buena fe» con la misión desde su instauración en 2013.
Kounfouro ha argumentado que, sin embargo, «los movimientos de la MINUSMA no pueden llevarse a cabo sin un acuerdo con las autoridades competentes malienses» y ha apuntado que Bamako «no está en posición de garantizar la libertad de movimiento» de los cascos azules .
Asimismo, ha incidido en que las investigaciones sobre las denuncias de violaciones de los Derechos Humanos, incluidas matanzas de civiles, son responsabilidad de las autoridades malienses y ha recalcado que, si bien la misión puede dar apoyo en este sentido, no puede «sustituir» las pesquisas que realice el Gobierno.
Por último, ha recalcado que la población del país espera que la MINUSMA «contribuya a la búsqueda de soluciones duraderas» a los problemas que acucian al país, sin seguir «intereses políticos ocultos», al tiempo que ha dado las gracias a China y Rusia por abstenerse en la votación.
La extensión del mandato de la MINUSMA llega después de que Francia y sus aliados anunciaran en febrero de los efectivos desplegados en el marco de la operación Barkhane y la Fuerza Takuba, enviados a Malí para ayudar a Bamako en la lucha contra el yihadismo, ante las tensiones con la junta militar en el país africano.
Las tensiones han ido al alza durante los últimos meses por el anuncio de la junta militar de alargar el proceso de transición y por el supuesto despliegue de mercenarios del Grupo Wagner, algo que ha sido negado desde Bamako y Moscú, que hablan de cooperación militar regular.
El Gobierno de transición ha admitido la presencia de instructores militares rusos en el país, bajo un mandato parecido al que otorgaron a la misión de entrenamiento de la Unión Europea, en medio de las suspicacias occidentales por el aumento de la influencia rusa en África.