Los hombres representan el 82% de las personas atendidas en Proyecto Hombre para tratar las adicciones
La cocaína y el alcohol son las sustancias más consumidas de la mayoría de las demandas de tratamiento
Los hombres representan el 81,9 por ciento de las personas que acuden a Proyecto Hombre para tratar sus adicciones mientras que las mujeres representan el 18,1 por ciento, lo que supone un aumento respecto al informe anterior, que registró un 16,5 por ciento, de acuerdo con los datos presentados por la Asociación Proyecto Hombre en el Informe 2021 del Observatorio Proyecto Hombre .
El documento, que se ha presentado este martes en Caixaforum (Madrid), ha estado presentado por el director del Observatorio del Proyecto Hombre, Jesús Mullor; el sociólogo experto de la Comisión de Evaluación de Proyecto Hombre, Xavier Bonet; y la directora general de la Asociación, Elena Presencio. El universo de estudio lo componen 3.774 personas usuarias de Proyecto Hombre, mayores de edad, que han iniciado tratamiento en 2021 en 28 centros de la asociación.
Los expertos han remarcado que, en el caso de las mujeres, desde 2012 se ha experimentado un crecimiento de las personas que se han puesto en manos de la entidad para tratarse. «Este dato es importante para nosotros. No significa que haya aumentado el consumo, sino que las mujeres acceden a tratamiento y esto es un avance porque ellas tardan más en pedir ayuda, de media dos años más que los hombres», ha explicado Mullor.
Por lo general, tal y como se ha extraído del Informe, las mujeres también presentan un menos apoyo socio familiar, lo que desemboca en una mayor vulnerabilidad que los hombres. En este sentido, un doce por ciento de mujeres viven con sus hijos frente al 1,3 por ciento de hombres que lo hacen. «Las responsabilidades familiares, así como una mayor carga económica y asistencial y el temor ala estigmatización social son algunas de las causas que provocan que las mujeres soliciten ayuda más tarde», ha agregado.
De acuerdo con el documento, la edad media de las mujeres que acuden a los centros es de 41,8 años, casi tres años más que los hombres (38,9%). Con respecto a la sustancia, en el caso de las mujeres, manifiestan tener un consumo problemático con el alcohol (46,2%), seguido de la cocaína (31,1%), a diferencia de los hombres, que aducen consumir más cocaína (37.9%) que alcohol (33,9%).
En relación con la edad de inicio, Bonet ha detallado que la tendencia general es que las mujeres inicien el consumo regular o problemático a mayor edad que los hombres y ha destacado el alcohol en grandes cantidades cinco años más tarde, a los 26 años. En cuanto a nivel de estudios de los encuestados, en el caso de las mujeres, el 39 por ciento suele tener estudios secundarios, similar a los hombres (40,5%), pero las mujeres superan a los hombres en estudios universitarios, un 17,6 por ciento frente al 8,2 por ciento.
«La adicción y el estigma añade más vulnerabilidad a las mujeres. Se les llama malas madres, malas hijas, malas esposas y no se visibiliza el problema igual que en el caso de los hombres», ha lamentado Presencio.
La presidenta ha indicado que las mujeres, por lo general, tienen más apoyo por parte de sus familiares y parejas para iniciar los tratamientos, al contrario que los hombres, que tienen menos apoyo.
PERSPECTIVA DE GÉNERO
Por todo ello, Proyecto Hombre ha destacado algunas recomendaciones para abordar la perspectiva de género de manera transversal, desde la prevención y tratamiento basado en el modelo bipsicosocial.
«La perspectiva de género debe seguir potenciándose como un eje indispensable en la intervención diaria como en el desarrollo, actualización y creación de centros, programas y dispositivos. Las mujeres con problemas de adicción presentan unos factores que dificultan desde el acceso a la primera atención», ha sostenido Presencio.
Desde la organización han explicado que desarrollan programas tanto dedicados a mujeres como con perspectiva de género dirigidos a hombres. Al igual han puesto de manifiesto la importancia de desarrollar y potenciar los recursos formativos, para favorecer la integración sociolaboral de las personas atendidas.