Scope Ratings mantiene la calificación de España en A- con perspectiva estable
La agencia destaca la «resistencia y solidez» de la economía y el entorno empresarial español, frente a los altos niveles de deuda y el elevado desempleo
Scope Ratings ha confirmado las calificaciones de emisor a largo plazo y de deuda sénior no garantizada en moneda local y extranjera de España en A- , manteniendo todas las perspectivas estables.
La confirmación de la calificación en A- de España por parte de Scope se basa en una serie de fortalezas que, a su juicio, presenta la economía española, como un tejido empresarial grande y diversificado, la reducción gradual de los desequilibrios externos y financieros, así como la respuesta anticíclica en términos fiscales que se ha dado en España a la crisis del Covid-19.
Scope respalda así las perspectivas a medio plazo de la economía española e, incluso, aumenta la resistencia del país a las dificultades económicas, en un contexto de aumento de los precios de la energía y las materias primas y de incertidumbre mundial.
LA ELEVADA DEUDA Y EL PARO, LOS PRINCIPALES DESAFÍOS DE ESPAÑA
Entre los desafíos que tiene España para esta calificación, Scope ha señalado los «elevados» niveles de deuda pública y externa y el alto desempleo estructural. Además, también juegan en contra la caída de la productividad y una evolución demográfica, que ejerce una presión estructural sobre las finanzas públicas, «perjudicando el potencial de crecimiento».
Estos desafíos, sumados a una recuperación económica más débil de lo previsto, podrían llevar a Scope a rebajar su calificación para España. La agencia de calificación ha advertido además sobre un posible retraso en la introducción de reformas, que «afectará negativamente a las perspectivas económicas y fiscales».
No obstante, atendiendo a la perspectiva «estable» de Scope, se da por hecho que los riesgos de España están equilibrados durante los próximos 12 a 18 meses. En este sentido, se ha calculado que la calificación A- podría mejorarse si se introducen reformas que eleven aún más las perspectivas de crecimiento o si la deuda pública logra una «clara trayectoria descendente».