Neumólogos pediátricos aconsejan valorar a pacientes con alteraciones respiratorias o cardiacas antes de coger un vuelo
Neumólogos pediátricos reunidos en el 68 Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP) han aconsejado valorar a los pacientes con alteraciones respiratorias o cardiacas antes de coger un vuelo, dado que la presión en una cabina de avión en pleno vuelo es similar a la que se puede experimentar subiendo una montaña a 2.500 metros de altura.
La consecuencia es que se reduce la disponibilidad de oxígeno, lo cual afecta directamente a la capacidad respiratoria. Esto, que a priori no supone un problema para las personas, puede entrañar un riesgo importante para aquellas que tienen una patología crónica respiratoria (como asma grave o fibrosis quística) o cardiaca.
Para saber si un paciente está preparado o no para volar, existen los denominados test de vuelo , una prueba sencilla en la que, durante 15 o 20 minutos, se simulan las condiciones que se dan durante el vuelo, con una concentración de oxígeno más baja de la habitual, para ver cómo reacciona el sujeto.
«Si tienes una enfermedad, esa reducción de oxígeno te puede causar problemas. Si al hacer el test observamos una bajada en la saturación de oxígeno, entendemos que vas a necesitar oxígeno para volar y pautamos la cantidad que necesitas para hacerlo sin riesgo», ha explicado el pediatra de la Unidad de Neumología Pediátrica del Hospital universitario Son Espases de Palma de Mallorca, Borja Osona Rodríguez.
Sin embargo, al margen de la recomendación que hacen los pediatras, no está permitido volar con una bomba de oxígeno, por lo que la solución para cada paciente dependerá de las aerolíneas. «Algunas te facilitan el oxígeno a bordo de forma gratuita, en otros casos tienes que pagar por él un precio bastante elevado y algunas compañías, directamente, no dan esta opción a los pasajeros», ha aclarado el neumólogo pediátrico.
No obstante, y a pesar de ser una prueba «relativamente simple» y del gran número de pacientes pediátricos con enfermedades respiratorias, son «muy pocos» los que solicitan realizarse un test de vuelo, tanto en pediatría como en medicina de adultos, por falta de conciencia sobre los riesgos que puede entrañar viajar en altura y porque desconocen la existencia de este tipo de exámenes médicos.
«Si se viera un deterioro o las condiciones del paciente cambiasen, habría que volver a repetirle la prueba; si no, asumimos que está estable y que la pauta de la primera vez es la adecuada. El reto es conseguir aumentar el conocimiento de los pediatras de Atención Primaria y de los especialistas en neumología sobre los riesgos que puede suponer para los pacientes con enfermedades respiratorias o cardiacas volar en avión y que sepan que existen pruebas simples y asequibles para establecer ese riesgo y las necesidades de oxígeno de cada paciente», ha zanjado el doctor.