El acusado de violar a la hija de su expareja lo niega: «Jamás, todo es mentira»

El fiscal mantiene la petición de 14 años y la defensa la absolución

El acusado de agredir sexualmente en repetidas ocasiones a la hija de su entonces pareja ha negado este jueves los hechos en el juicio contra él, en el que ha asegurado que «jamás» ha mantenido «ninguna» relación sexual con la joven. «Todo eso es mentira», ha zanjado. «No he hecho nada», ha remachado.

Mientras, la víctima se ha reafirmado en su denuncia aseverando que trató de impedirlo y resistirse, pidiéndole que parara y que la dejase «en paz», e incluso llegó «a llorar», pero «tenía más fuerza que yo: era imposible». También ha afirmado que se quedó embarazada, aunque abortó, de él, pues no tuvo relaciones con otros.

Así se han expresado ambos en la vista, celebrada en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, y en la que todas las partes han elevado a definitivas sus conclusiones provisionales, insistiendo así el fiscal en la petición de una pena de catorce años de prisión -la misma que solicita la acusación particular- mientras que la defensa ha reiterado la libre absolución de su patrocinado.

Durante el interrogatorio -en el que solo ha contestado a preguntas del representante del ministerio público y de su abogado- ha explicado que cuando sucedieron los hechos enjuiciados -entre julio y octubre de 2019- vivía en Torrelavega con la denunciante y su madre, que era su pareja. También, que trabajaba «todos los días» como temporero en un pueblo entre Asturias y Cantabria, por lo que se iba de casa a primera hora -sobre las seis de la mañana- y regresaba tarde -hacia las nueve de la noche-. Mientras, ha indicado que su compañera sentimental trabajó en una gasolinera, pero solo «una semana», estando el resto del tiempo «en casa siempre».

Sobre la relación con la joven, que tenía 18 años, ha destacado que era «normal» y que se llevaban «bien», hasta el punto de que ella le consideraba incluso «un buen padre, como un padrastro». Y tras negar las relaciones sexuales objeto del proceso penal, ha precisado que cuando la chica se quedó embarazada él estaba en la cárcel, pues había sido denunciado por violencia de género -y tráfico de drogas- por su pareja, con la que «siempre» había tenido «problemas».

Ha añadido que entonces madre e hija estaban con dos conocidos suyos, por lo que «el hijo no es mío, es de un amigo», ha afirmado. También ha incidido en que ambas le denunciaron «el mismo día».

Con todo, ha negado que obligara a la joven, agarrándola fuerte de la muñeca o empujándola sobre la cama, a tener relaciones -con penetración- con él cuando se quedaban solos en casa o que en una ocasión le dijera: «como tu madre no me da un hijo me lo tienes que dar tú; como le digas algo de esto a tu madre, te pego», según recoge el fiscal en su escrito -y que ha ratificado la víctima en el plenario-, escrito que también indica que en una ocasión intentó violar a la chica delante de su madre, estando los tres en la cama.

LA VÍCTIMA SE REAFIRMA EN LA DENUNCIA

Respecto a este último episodio, la víctima ha indicado que su madre estaba ese día enfadada con el procesado y no le dejaba entrar en casa, pero que lo permitió al final tras mediar ella, pues le «daba pena». A continuación, ha detallado que accedió a la habitación «desnudo», manifestando que iban a «follar los tres» y se abalanzó sobre ella, aunque la progenitora y lo impidió.

La víctima también ha manifestado que al principio no dijo nada a su madre -de la que no sabe «nada» pues está en búsqueda y captura- porque el acusado la «pegaba» y tenía «miedo» que le hiciera algo. Y ha negado que el procesado trabajara como temporero, sino que «solo vendía droga». «No estaba todo el día en la calle ni tampoco todo el día en casa», ha precisado.

Al hilo, ha indicado que las agresiones se producían «por la mañana o por la tarde», y ha detallado que su madre se encontraba entonces empleada en una gasolinera y «no estaba en casa», añadiendo después que solo trabajó «una semana» aunque el resto del tiempo «se iba a compras», pero «una hora», en la que se producían los abusos. A este respecto, ha agregado que cuando la madre llegaba a casa el comportamiento de él hacia ella «era diferente».

Además del embarazo, hongos y moratones por el cuerpo, ha señalado que a raíz de estos hechos ha sufrido alteraciones que han afectado a su vida diaria, al sueño, al apetito o incluso «miedo a salir a la calle». Reclama 24.000 euros por los daños morales causados, la misma cuantía que la Fiscalía.

Tras lo sucedido, ha aludido a mensajes de whatsapp del procesado para verse con ella, a cartas que presuntamente le escribía desde la prisión y que le hacía llegar a través del cura que iba a verle en las que le pediría explicaciones y perdón por lo ocurrido, y a contactos a través de redes sociales. «No ha aparado de comunicarse conmigo ni un minuto», ha resumido.

«LE TENÍAN ACORRALADO ENTRE LAS DOS»

En la vista ha testificado una mujer que fue amiga de la madre «hasta que se fueron torciendo las cosas» pues antes de los hechos denunciados «ya estaba buscándome problemas». Por lo demás, ha explicado que fue un día a la vivienda a petición de la hija, porque el acusado supuestamente estaba pegando a su pareja, pero al llegar vio al «pobre hombre acojonado», a una «achicándole» y a la otra por el otro lado. «Le tenían acorralado entre las dos», ha descrito.

Fue entonces cuando se enteró de los abusos denunciados, punto en el que esta testigo ha desvelado que ella sufrió intentos de violación. «Y si a mi hija la intentan violar, yo no convivo con esa persona», ha reflexionado para comparar ambas situaciones. «Se cuándo es falso y cuándo es verdad», ha insistido, a la par que ha opinado que la joven ha «exagerado». También le llamó la atención que cuando fue a buscarla por la supuesta paliza a su madre, iba «despacio» en vez de «corriendo», y tampoco vio «rabia».

Se ha referido a preguntas de las partes a un supuesto video que la víctima habría grabado manteniendo relaciones con el acusado, que ella no ha visto, pero «yo, si me están violando, no saco un vídeo».

Por otro lado, los psicólogos que entrevistaron a la denunciante concluyeron que los síntomas que presentaba podrían ser «compatibles» con los hechos denunciados, y si bien no apreciaron patología previa o trastorno de personalidad anterior, tampoco exploraron la posible relación con sucesos ajenos ni corroboraron la veracidad del testimonio. De su lado, los forenses se han referido a una de las agresiones en las que según la denunciante el hombre habría eyaculado «siete veces», y que ven «muy poco probable».

PRUEBA DIABÓLICA

Tras esto, la defensa ha subrayado que estos médicos han «destapado la mentira» de la denunciante, de la que ha criticado que «casi tres años después recuerda (las fechas de los hechos) sin ningún género de dudas y en comisaría no lo recuerda».

Cree esta parte que con el testimonio de acusado y víctima y la ausencia de datos periféricos que corroboren el relato de esta última «nos obligan a una prueba diabólica», en base a la cual se está pidiendo «la friolera» de 14 años de cárcel, para lo que «hay que estar muy seguro» pues «la libertad es el derecho más grande que tiene una persona», ha recordado.

El fiscal ha admitido que «puede haber algunas exageraciones», aunque ha resaltado la «solidez» de los hechos «nucleares» relatados por la víctima, que «pasa por las penurias de este proceso contando su verdad». A su juicio, lo denunciado es «una cosa difícil de camuflar, inventar o disimular» y considera «bastante válido, correcto y acertado» el informe psicológico ante unos hechos «tan graves» como estos.

Finalmente, el acusado ha usado el derecho a la última palabra para llamar «mentirosa» a su pareja y acusarla de haber «metido en el Bingo» todo el dinero que él ganaba trabajando. «Ella me pegaba. Me he callado y no he hecho nada», ha desvelado.

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