Rueda, el eterno dos de Feijóo que sale de la sombra del jefe tras 16 años con el reto de mantener la Xunta

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 2

A la sombra de Alberto Núñez Feijóo desde el relevo de Manuel Fraga en 2006 y después, tras la victoria electoral de 2009, como su número dos en la Xunta, Alfonso Rueda Valenzuela (Pontevedra, 1968) ha sido propuesto formalmente este lunes como candidato a presidir la Xunta. Tomará posesión el 14 de mayo y una semana después, despejado el camino con el aval del resto de presidentes provinciales, será ratificado en un congreso extraordinario en Pontevedra como líder del PPdeG.

Rueda ha confesado que «nunca» quiso ser el número uno, pero tampoco oculta que está «ilusionado» por serlo. Tareas no le faltarán en la Xunta, donde debe empezar por construir un nuevo equipo y demostrar en qué se va a traducir «el estilo Rueda» sin dar un portazo al proyecto de Feijóo, que ha sido el que los gallegos votaron de forma mayoritaria en las urnas, pero también en el partido.

Asumirá las riendas del PPdeG con el aura de señalado por el ya líder del PP estatal, que no ha escatimado a la hora de ponerle deberes: primero, «ganarse» el liderazgo interno, y después, lograr una quinta mayoría absoluta consecutiva para mantener la Xunta. Es más, le ha advertido que solo ganar te convierte en líder.

Así que, por el camino hasta las autonómicas de 2024 tendrá varios test, como el de las municipales –que podría reconfigurar el poder de las baronías provinciales– y las generales, que determinarán el futuro de Feijóo. Él ha prometido que su apoyo a Rueda será «inquebrantable» desde donde esté con un aviso a navegantes: se va de Galicia, pero sigue siendo el jefe , ya en Génova y puede que en breve «como inquilino de la casona» de La Moncloa.

Con la colaboración prometida por Feijóo, pero también con sus exigencias y un partido expectante, Rueda tendrá que mostrar su cara presidencial. Con otro hándicap: un índice de conocimiento que, según una encuesta reciente de La Voz de Galicia no llega al 46%. Entrenado, como buen número dos, para evitar el titular, tendrá que ganar presencia y contundencia en su mensaje para calar en la opinión pública.

Pero también coser cualquier tipo de herida en el partido o evitar que supuren, mientras preserva el mensaje de la «unidad» y de la estabilidad, pilares del discurso del PPdeG que sustentaron las últimas cuatro mayorías absolutas. Fuentes de su entorno aseguran que él es consciente de todos sus retos, pero también recuerdan que lleva 16 años «observando» a Feijóo y que es «el único» que le ha sustituido.

«Experiencia» no le falta, según subrayan miembros de su equipo consultados por Europa Press, que remarcan que «como en su día se decía de Fraga, tiene la Administración en la cabeza»: por formación, periplo profesional y vida política. Más allá, auguran que «todo lo que venga», Rueda lo enfrentará «con humor, trabajo y normalidad». Y con una presencia creciente en redes sociales, con cada vez más seguidores.

JUNTOS DESDE 2006

Casado y con dos hijas, Rueda es licenciado en Derecho por la Universidade de Santiago de Compostela (USC) y está al lado de Feijóo desde el año 2006 cuando el de Os Peares lo fichó para el segundo puesto más relevante del organigrama popular: el de secretario general.

Rueda tenía 37 años y tuvo que tomarse una excedencia de su plaza como secretario municipal del Ayuntamiento de Cambados –diez años después, en 2016 y ya en la Xunta, la cambió por la de Marín–. Había sido jefe de gabinete de Xesús Palmou (quien habló de él a Feijóo), además de ocupar altos cargos en el segundo nivel del organigrama de la Consellería de Xustiza.

Pero el vínculo de Rueda con la política no empezó con Feijóo, ni siquiera con el PPdeG, si bien fue presidente pontevedrés de Nuevas Generaciones, la organización juvenil ligada a los populares. En su caso se puede decir que el interés por la política lo heredó por ambas ramas genealógicas.

Es sobrino nieto del galleguista Ramón de Valenzuela, pero lo «ingrato» de la política lo conoció directamente, como ha reconocido en más de una ocasión, de la mano de su padre, José Antonio Rueda Crespo, quien, como miembro de Alianza Popular, fue concejal en Silleda, vicepresidente de la Diputación pontevedresa y senador.

EL POLI MALO DE FEIJÓO EN LA OPOSICIÓN

Su padre le aconsejó que no se metiera en política con nulo éxito, aunque sí logró que primero se sacase una oposición para garantizarse «una alternativa» profesional de vida. También le recomendó actuar con precaución y fiarse de poca gente, y seleccionada. Y tiene fama de desconfiado y de ser duro de roer .

Pero al margen de su forma de ser, este político de buen trato e ingenioso con unas cañas y un pincho de tortilla delante, corredor de fondo, ciclista y motero en sus horas libres, fue durante diez años secretario general de Feijóo, un cargo poco amable y que no le ayudó precisamente a tejer amistades internas en el seno del PPdeG.

De hecho, le tocó convertirse en el poli malo del PPdeG entre 2006 y 2009, cuando al líder se le reservaban todas las propuestas en positivo y él se encargaba de dar palos a la oposición, personificada en las figuras del presidente entonces, Emilio Pérez Touriño (PSdeG), o del vicepresidente del bipartito, Anxo Quintana (BNG).

Lo mismo denunciaba los «lujos» del «sultán de Monte Pío» que iba a una concentración organizada por Galicia Bilingüe contra la supuesta imposición lingüística del gallego, otro caballo de batalla del Feijóo previo a 2009. Y sus rivales le ven como uno de los principales muñidores de una dura campaña que desembocó en la mayoría absoluta de 2009 que reabrió a los populares las puertas de San Caetano.

TRAYECTORIA SIEMPRE EN ASCENSO EN EL GOBIERNO

Tras la victoria de 2009, Feijóo le mantuvo como secretario general del partido, aunque se creó la figura del portavoz para lanzar los mensajes más agresivos. Y le ratificó como su mano derecha en la Xunta, ya que lo convirtió en conselleiro de Presidencia. En 2012, le ascendió a vicepresidente.

En el partido, en 2016 dejó la Secretaría General en manos del ferrolano Miguel Tellado para ocuparse de dirigir el partido en Pontevedra, ubicándose como uno de los cuatro barones territoriales del PP gallego, un título que ahora tendrá que ceder y que podría revalorizarse según el modelo de partido en el que decida sustentarse. Feijóo difuminó el peso de las baronías provinciales, pero ese modelo que rechazó, había dado cuatro mayorías absolutas previas a Fraga.

En paralelo, Feijóo siempre ha mantenido su confianza a Rueda en la Xunta. No en vano, es el único miembro del Gabinete que ha repetido en sus sucesivos gobiernos, junto a Rosa Quintana, conselleira do Mar. Pero además, el de Os Peares se ha cuidado de preservar su papel preeminente.

Así, cuando tras unas elecciones ya marcadas por la pandemia en 2020, designó a Francisco Conde como vicepresidente segundo, además de responsable de Economía, a él le elevó a la Vicepresidencia Primera y le entregó Turismo, una área con reconocimiento social y especial visibilidad con el Xacobeo, que ahora podría mantener como presidente.

UNA RELACIÓN DE «CONFIANZA»

Eso sí, pese a que siempre han ido de la mano, en lo que se refiere al plano político –y ahí siguen, porque Feijóo lo ha colocado en el Comité Ejecutivo de Génova, al igual que a los otros tres presidentes provinciales gallegos–, nunca han faltado los rumores que, cada cierto tiempo, sugieren un distanciamiento entre ambos.

Preguntado en una entrevista con Europa Press sobre si eran amigos, Rueda defendió que han sido «compañeros en momentos muy duros y otros más amables». «Y ahí seguimos. Entre los dos hay muchísima confianza desde el punto de vista laboral. Aquí no se trata de amistad, pero al final acabas siendo amigo de las personas en las que confías», dijo.

La «confianza» se demuestra de nuevo. Pero el jefe –como en su círculo de colaboradores llaman a Feijóo– ya le ha puesto deberes.

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