Las chicas han padecido más depresión, estrés, ansiedad y desórdenes alimenticios por la pandemia
Las chicas han padecido más depresión, estrés, ansiedad y desórdenes alimenticios por la pandemia, si bien los chicos también han sufrido estos problemas aunque en menor medida, según ha puesto de manifiesto un estudio realizado por científicos de Israel.
Y es que, en Israel entre 2019 y 2021 los diagnósticos de depresión pasaron del 4,8 por 1.000 niñas al 8,1 por 1.000. En el mismo período la receta de antidepresivos entre niñas aumentó de 8,8 por 1.000 a 13,8 por 1.000. Los diagnósticos de ansiedad en chicas fueron de 8,3 por mil en 2019 a 11,8 en 2021. El estrés fue de 12 por 1.000 a 15,5 por 1.000 y los trastornos alimentarios aumentaron del 4 al 6,6.
La técnica utilizada por el estudio fue de análisis de Big data para obtener un panorama general del estado mental durante la pandemia, y sus autores, liderados por el analista Yonatan Blu, han explicado que los «grandes cambios mentales» se pueden atribuir a cualquier cosa desde miedo a la enfermedad desconocida, a los largos periodos de confinamiento y el cierre de escuelas con su prologado asilamiento social, la falta de actividad física y rutinas de salud inadecuadas.
Se sabe que los niños que eran agresivos se hicieron más agresivos durante los confinamientos y las niñas que tendían a la depresión, se deprimían más, a decir de la psicóloga, quien señala que ambas son formas de agresión, una hacia afuera y otra hacia adentro reforzadas también por la educación y la cultura.
Y, como señalan los investigadores del estudio y las autoridades de salud mental, los efectos de la pandemia en la mente de los jóvenes se han hecho notar, con las escuelas cerradas, los meses sin poder salir de casa y el miedo a una enfermedad desconocida.
El estudio señala que hay más de una causa probable de la discrepancia en los datos entre ambos sexos. Una de ellas es que en las escuelas los educadores tienden a mandar a los varones a servicios de salud mental más que a las niñas porque los chicos suelen tener comportamientos más disruptivos y que llaman más la atención de los educadores. Al haber estado los colegios cerrados durante muchos meses la referencia de las escuelas a los servicios médicos descendió drásticamente.