La uveítis se asocia con el 35% de los casos de ceguera
La uveítis, una inflamación dentro del ojo que puede estar producida por múltiples causas como infecciosas, inflamatorias, oftalmológicas y farmacológicas, se asocia con el 35 por ciento de los casos de ceguera, según se ha puesto de manifiesto durante el II Curso de Patología Ocular Inflamatoria de la Sociedad Española de Reumatología, celebrado este fin de semana, con la colaboración de la biofarmacéutica UCB.
«De hecho, se estima que en uno de cada tres pacientes se produce por alguna enfermedad reumática siendo las más frecuentes las espondiloartritis, la enfermedad de Behçet, la artritis idiopática juvenil (AIJ) y la sarcoidosis, aunque existen otras enfermedades del tejido conectivo y vasculitis sistémicas que también pueden producir inflamación ocular. Además, la uveítis se asocia con el 35 por ciento de los casos de ceguera, de ahí la necesidad de acudir cuánto antes al médico para llevar a cabo el mejor abordaje posible», ha explicado una de las coordinadoras del encuentro, Emma Beltrán Catalán.
En concreto, se estima que la incidencia de la uveítis en países desarrollados es de 52 por 100.000 habitantes año y supone la tercera causa de ceguera en países desarrollados en pacientes en edad laboral, suponiendo un gran impacto sociosanitario y deterioro de la calidad de vida de los afectados.
A juicio de la doctora, con un diagnóstico y una clasificación precoz del tipo de uveítis y patología asociada se puede realizar también un tratamiento precoz y dirigido, que minimice el daño estructural y las secuelas a largo plazo. Asimismo, ha destacado los avances diagnósticos y terapéuticos que ha habido en los últimos años en el ámbito de las uveítis, lo cual se asocia habitualmente con un mejor pronóstico de los pacientes. No obstante, ha advertido de que el mayor reto sigue siendo el diagnóstico diferencial.
Además, añade, es «imprescindible» un abordaje multidisciplinar entre reumatólogos y oftalmólogos no sólo para que se atienda correctamente a los pacientes, se favorezca el diagnóstico temprano y se unifiquen cuidados; sino también para que se eviten realizar pruebas y exploraciones complementarias, lo que también supondría un ahorro para el sistema sanitario. Se ha demostrado que con el abordaje conjunto se disminuye la variabilidad en la asistencia y se aumenta la efectividad, mejorando la capacidad diagnóstica y terapéutica.