El Cervantes mantiene su plan de realizar actividades en los campamentos saharauis cuando la pandemia lo permita
El proyecto se aprobó en diciembre de 2019 pero no ha llegado a ponerse en práctica hasta la fecha
El Instituto Cervantes mantiene su intención de llevar a cabo actividades docentes en los campamentos de refugiados saharuis en Rabuni (Argelia) como se acordó en 2019 una vez las restricciones de movimientos relacionadas con la pandemia lo permitan.
Así lo ha señalado el Gobierno en una respuesta parlamentaria al senador de Compromís Carles Mulet a la que ha tenido acceso Europa Press.
Mulet se había interesado por esta cuestión y en una primera respuesta parlamentaria, en diciembre pasado, el Gobierno le había indicado que «debido a la inestabilidad de la zona y a las consecuencias de la pandemia, no se han iniciado las actividades de formación».
En este sentido, el senador pidió expresamente al Ejecutivo que le aclarara «qué inestabilidad existe en la zona de Rabuni», donde se encuentran los campamentos de refugiados y le dijera si prevenía «retomar la iniciativa» o la daba «definitivamente por muerta».
En su nueva respuesta, se limita a señalar que «el Instituto Cervantes mantiene su voluntad de iniciar actividades docentes en Rabuni cuando se retiren las restricciones de movimientos entre países derivadas de la actual pandemia y los protocolos médicos permitan una actividad segura y estable».
El Gobierno no aclara a qué se refería cuando hablaba de «inestabilidad» en su anterior respuesta, si bien hay que tener en cuenta que el alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario, que controla los campamentos, quedó roto en el otoño de 2020 y además en los últimos meses Argel, que mantiene cerradas sus fronteras con el reino, rompió relaciones diplomáticas con Rabat.
UN PLAN DE 2019
La idea de llevar a cabo actividades en Rabuni se planteó en 2019. Como señalaba el Gobierno en su primera respuesta, el Consejo de Administración del Cervantes propuso en su reunión de diciembre de ese año «un acuerdo para autorizar a la Secretaria General la realización de cuantas acciones fueran necesarias para que el Instituto Cervantes estuviera presente en Rabuni».
La propuesta se planteó tras la visita realizada en abril de ese año por el director del Instituto Cervantes en Argel junto al primer secretario de la Embajada de España y la coordinadora general de la Oficina Técnica de Cooperación a los campamentos de Tinduf, «donde mantuvieron entrevistas con los principales actores implicados en la enseñanza del español y visitaron los centros donde se imparten las clases».
Así, se planteó la posibilidad de abrir una extensión del Cervantes «en Rabuni, dependiente del centro de Argel, con el objeto fundamental de formar a los profesores de español y apoyar la elaboración demateriales didácticos».
La idea era que en una primera fase, un profesor del Cervantes de Argel se desplazara una semana cada dos meses a los campamentos, complementándose esta formación con cursos en línea, si bien no llegó a ponerse en práctica hasta la fecha.