Crece el temor en Occidente a un falso «pretexto» de Rusia para invadir Ucrania

Estados Unidos y la OTAN agitan la posibilidad de una operación de falsa bandera como casus belli

El repliegue de tropas anunciado por Moscú en las fronteras de Ucrania no ha terminado de convencer a los países occidentales que, con Estados Unidos a la cabeza, han puesto en duda la supuesta buena fe rusa. De hecho, en las últimas horas han vuelto a crecer los mensajes que alertan de una invasión inminente que, según varios gobiernos, comenzaría con un «pretexto» de dudosa veracidad.

Las autoridades de Rusia, con el presidente, Vladimir Putin, a la cabeza, siempre han negado que tengan intenciones de invadir territorio ucraniano, a pesar de haber acumulado unas 130.000 tropas cerca de la frontera, según Estados Unidos y sus socios internacionales sin que haya un motivo válido que lo justifique. Las sucesivas maniobras militares, algunas de ellas en Bielorrusia, no han contribuido a aplacar estas suspicacias.

Faltaría el casus belli , es decir, el motivo que permitiese a Moscú justificar de alguna forma una intervención militar en un país extranjero, aunque fuese en el territorio que controlan sus aliados separatistas en el este de Ucrania, en la región del Donbás.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, entre otros líderes, han expresado su preocupación ante la posibilidad de que haya en ciernes una «operación de falsa bandera», un término utilizado históricamente en conflictos y con el que se alude a actividades encubiertas para hacer parecer lo que no es.

Según esta teoría, Moscú organizaría algún tipo de acción atribuible a las fuerzas ucranianas o a sus aliados para acto seguido dar el paso y proceder a la invasión. Biden ha asegurado que «todos los indicios» apuntan a que la invasión podría llegar «en los próximos días» y, pese a las declaraciones del Gobierno ruso, ha señalado que el riesgo sigue siendo «muy alto» en la zona.

En las últimas horas, las Fuerzas Armadas leales a Kiev y los rebeldes prorrusos se han acusado mutuamente de violar el alto el fuego que teóricamente está en vigor. El Ejército ucraniano ha denunciado una treintena de ataques, entre ellos uno en una escuela infantil que se ha saldado con heridas para dos miembros del personal docente.

La preocupación norteamericana ha aumentado en las últimas horas, especialmente después de que la delegación rusa ante la ONU divulgase un documento con informaciones controvertidas sobre lo que estaría ocurriendo en Ucrania. Fuentes de la Administración Biden citadas por la cadena CNN creen que intentan «establecer un pretexto para una potencial invasión».

Putin ya denunció esta misma semana que se estaba cometiendo un «genocidio» en el este de Ucrania y, según Washington, sus enviados ante la ONU han vuelto a la carga denunciando que se están cometiendo crímenes de guerra. «Todas las denuncias son categóricamente falsas», han sentenciado las fuentes norteamericanas.

La preocupación es tal que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha asumido por sorpresa el discurso de su gobierno en la reunión convocada este jueves por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

EL PAPEL DE LA OTAN

Estados Unidos también teme que el pretexto al que pueda aludir Rusia para mover ficha pueda llegar de fuera de Ucrania, por ejemplo vinculado a actividades de la OTAN.

En su respuesta de este jueves a las propuestas del Gobierno norteamericano para rebajar tensiones, el Ministerio de Exteriores ruso ha abundado precisamente en que la «creciente» actividad militar de Estados Unidos y la OTAN cerca de Rusia es «alarmante», mientras que las líneas rojas rusas y sus «principales» intereses de seguridad, así como el «derecho soberano» de Rusia a protegerlos, «continúan siendo ignorados».

Moscú defiende su transparencia –de hecho ha justificado la necesidad de publicar su respuesta para no dar pábulo a «mentiras y burda propaganda»–, pero en Occidente dudan de sus verdaderas intenciones. Sin embargo, la Alianza Atlántica coincide con Washington en que no hay indicios que acrediten que Moscú efectivamente está comenzado a replegar tropas.

«No hay claridad pero sabemos que Rusia ha concentrado el mayor número de fuerzas que hemos visto en décadas en Europa y que mucha Inteligencia rusa está presente en el Donbás», ha dicho el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, coincidiendo con una reunión de ministros de Defensa. También él percibe «intentos de crear un pretexto, operaciones de falsa bandera, para dar una excusa de invadir Ucrania».

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE han celebrado una reunión informal este jueves centrada en la crisis ucraniana y tras la cual el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha insistido en que el bloque se mantiene «firme» y unido.

El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha mostrado su preocupación por los choques y bombardeos en el Donbás, anticipando que habrá sanciones «muy duras» en caso de ataque ruso, a pesar de que públicamente todos los actores occidentales insisten en que la diplomacia sigue siendo la primera y, por ahora, única vía para rebajar tensiones.

«En las últimas horas ha habido fuertes choques, bombardeos y combates y hemos notado muchos casos de desinformación desde webs rusas para crear la atmósfera de que hay un supuesto ataque contra el pueblo ruso en esta parte de Ucrania», ha argumentado Borrell ante los periodistas.

Mientras tanto, Moscú insiste en sus desmentidos frente a las sospechas internacionales. El texto entregado a Washington este jueves refleja de nuevo que «no hay ni está prevista» ninguna invasión rusa de Ucrania, por lo que las «declaraciones sobre la responsabilidad de Rusia en la escalada no pueden considerarse de otra manera que como un intento de presionar y devaluar las propuestas de garantías de seguridad».

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