Lombó pide a los orientadores propuestas para mejorar la atención emocional del alumnado
La consejera de Educación y Formación Profesional, Marina Lombó, ha pedido a los orientadores de los centros educativos cántabros propuestas para explorar conjuntamente nuevas vías de intervención que permitan mejorar la atención emocional del alumnado, al tiempo que se ha comprometido a «seguir reforzando» la presencia de esta figura en los centros educativos cántabros, que, ha señalado, se ha incrementado en un diez por ciento en los últimos seis años.
Así lo ha explicado la titular de la Consejería tras dirigirse a los más de doscientos orientadores del sistema educativo cántabro, que participan este jueves, de forma telemática, en la reunión mensual de los seminarios de Orientación.
Ha añadido, además, que los orientadores son quienes «más y mejor conocen» las necesidades en materia de atención emocional, y quienes pueden calibrar si los efectos de la pandemia requieren la puesta en marcha de «actuaciones complementarias» a las que ya ha emprendido la Consejería.
En este sentido, Lombó considera que «sería impensable» impulsar nuevas iniciativas -que siempre, ha dicho, se implantan teniendo en cuenta las necesidades detectadas por estos profesionales- sin escuchar a los orientadores y «quienes llevan años cuidando del bienestar del alumnado».
«Es verdad que la pandemia ha tenido un impacto evidente sobre la salud mental, pero los centros educativos llevan años trabajando mucho y bien en este ámbito y son los orientadores quienes han de valorar si es necesario en este momento ir más allá e implantar nuevas iniciativas que complementen a las vigentes y en qué sentido hemos de dirigirlas», ha dicho.
En este punto, ha subrayado que el trabajo se coordinará desde la Unidad Técnica de Atención a la Diversidad y Convivencia, que tiene un contacto «constante» con los orientadores.
ACTUACIONES EN MARCHA
Según ha señalado Lombó, la Consejería es una comunidad «pionera» en este ámbito y trabaja desde hace más de diez años en coordinación con la Fundación Botín en el campo de la Educación Emocional y Habilidades Sociales. Una actuación que ha permitido la formación de docentes de más de setenta centros educativos.
En este marco, ha remarcado, este mismo mes se ha celebrado una webinar en abierto para el personal de todos los centros de Cantabria sobre prevención primaria y en abril se hará una nueva edición sobre los tres modelos de prevención (primaria, secundaria y terciaria) dirigida específicamente a orientadores, tutores y equipos directivos. También está prevista una acción similar dirigida a las familias.
Además, recientemente se ha constituido un grupo de trabajo coordinado por un inspector de la Consejería para la redacción de una Guía de prevención y detección ante casos de conductas autolíticas en el ámbito educativo y los centros de profesores tienen programado para este trimestre y el próximo actuaciones formativas dirigidas a todos los equipos directivos y orientadores de las etapas de Primaria y Secundaria sobre prevención secundaria y terciaria.
Por otra parte, Lombó ha explicado que las consejerías de Sanidad y Educación y Formación Profesional trabajan desde hace meses en un proyecto para que Cantabria cuente a partir del próximo curso con un nuevo recurso en el sistema educativo, una Unidad Educativo- Terapéutica (UET).
Es una herramienta pensada para el alumnado con problemas de salud mental, pero con plenas capacidades cognitivas, en aquellos momentos en que el curso de sus trastornos hace inviable su estancia en sus centros educativos ordinarios y no se encuentran tampoco hospitalizados.
LA FIGURA DEL ORIENTADOR
Los orientadores educativos son una figura que existe en todos los centros de secundaria públicos y en los de Infantil y Primaria cuando tienen dos o más líneas.
En el resto de centros -los de Infantil y Primaria más pequeños y los concertados- son atendidos a través de los seis Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica, que intervienen a petición de los propios centros.
En la actualidad forman la plantilla 201 orientadores, lo que supone un incremento de casi el diez por ciento respecto al curso 2015-2016, cuando había 183, a pesar del sustancial descenso del número de alumnos.