Neumólogos advierten de que contaminación induce respuesta proinflamatoria en personas sanas y más alergia en asmáticos
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha advertido de que «cada vez hay más evidencia científica» que apoya los efectos nocivos de la contaminación del medio ambiente en la salud respiratoria.
A través de un comunicado, apuntan a un nuevo estudio que ha constatado que la contaminación predispone al sistema inmunológico a ser más proinflamatorio, incluso en personas sanas, y a una mayor respuesta de tipo alérgico en asmáticos, ya que la contaminación «induce un efecto sinérgico con los alérgenos que hace que estos sean mucho más potentes y aumente la reacción de las personas asmáticas frente a estos».
«La contaminación realmente agrava el asma, puede favorecer su aparición en niños y el médico debe tenerlo en cuenta y preguntar en las entrevistas a los pacientes si residen en un entorno contaminado», según las conclusiones de la ponencia sobre asma de origen ambiental que ha presentado la doctora María Jesús Cruz Carmona, bióloga y miembro del Área de Medio Ambiente de SEPAR, con motivo de la 3ª Reunión Virtual de Invierno Áreas SEPAR.
Aproximadamente el 6 por ciento de la población española tiene asma y, aunque no se sabe con exactitud cuántos de los casos de asma tienen su origen en causas ambientales, en las ciudades se registran más casos de esta enfermedad respiratoria y estos van en aumento en los lugares con mayor contaminación del aire, atribuible sobre todo al tráfico rodado.
Las evidencias de que la contaminación del aire favorece el aumento de los casos de asma son, en muchas ocasiones indirectas, pero van en aumento. En niños, los estudios sobre esta asociación entre contaminación y asma son más fáciles de realizar, puesto que se puede seguir una cohorte de niños desde que nacen hasta que son adolescentes y comprobar si han desarrollado asma o no en función de la zona en la que residen.
También se han llevado a cabo estudios en modelos experimentales, en particular en modelos murinos, que desarrollan asma y que están expuestos a contaminantes. Debido a esta exposición a la contaminación, los animales de experimentación tienen más alergia, más inflamación y más respuesta bronquial.
Según los neumólogos, las medidas que se deben tomar para mitigar el efecto de la contaminación en personas asmáticas varían en función de si estas tienen tendencia al asma alérgica o no. Los asmáticos que no tienen asma de tipo alérgico podrían mejorar cuando se marchan a una zona sin contaminación, donde sus niveles de inflamación bajan.
En cambio, los que tienen asma alérgica, si se desplazan a una zona rural, donde puede haber más alérgenos como diversos pólenes, pueden sufrir un empeoramiento de sus síntomas. «Se encontrarán con menos contaminación, pero con más alérgenos que podrían agravar el asma», pone como ejemplo la doctora Cruz Carmona, por lo que el ideal es que «se desplacen a una zona muy limpia, sin contaminación y donde no haya niveles elevados de los alérgenos que le producen los síntomas alérgicos».
La asociación entre contaminación del medio ambiente y sus efectos en los pulmones requiere al menos tres vías de actuación, a juicio de la doctora: la personal, que consiste en tomar conciencia de los efectos de la contaminación en la salud y evitar coger el vehículo privado de forma tan continua; en el ámbito médico, donde los médicos deben elevar el nivel de sospecha sobre cómo la contaminación está afectando la salud respiratoria de las personas, «siempre deben tenerlo presente»; y desde la política, procurando promover la implementación y un mayor uso de las fuentes de energía limpias. «En el ámbito político, se deben poner por encima los intereses de la salud», afirma.
Por otra parte, ha destacado que la contaminación del aire no solo afecta a los pacientes con asma, sino también de forma muy notable a los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y otras enfermedades respiratorias, que también pueden empeorar de sus patologías.
Por tanto, en el ámbito local, las ciudades deben seguir avisando de los niveles de contaminación alto y advertir a las personas con patologías respiratorias que, cuando estén altos, eviten salir a la calle. En estas grandes urbes se desaconseja correr o hacer ejercicio por grandes avenidas y vías con mucho tráfico rodado y así evitar la exposición en los lugares con más contaminación en estas ciudades.
Las mascarillas FFP2 no permiten filtrar los gases y las partículas de NO2, el SO2 o las partículas diésel por debajo PM2,5, pueden penetrar en ella y no sirven para protegerse de los contaminantes y sus efectos. Las mascarillas no filtran los gases, razón por la que se huele el tabaco, la gasolina o el perfume.