El PDeCAT cree que Junts se ha dado un «baño de realidad» con el escaño de CUP retirado y aconseja menos gesticulación
El portavoz del PDeCAT en el Congreso, Ferran Bel, ha aconsejado al independentismo «menos gesticulación» y «menos épica» tras el «baño de realidad política» que a su juicio ha supuesto la retirada del escaño a un diputado de la CUP condenado a inhabilitación.
Pau Juvillà Ballester, que también era secretario de la Mesa del Parlament, fue condenado en diciembre por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) a seis meses de inhabilitación para cargo público y a una multa de 1.080 euros por negarse a cumplir las resoluciones que exigían la retirada de lazos amarillos en el Ayuntamiento de Lleida en 2019.
La Junta Electoral Central (JEC) exigió la retirada del escaño, en cumplimiento de esa sentencia, pero la mayoría independentista del Parlament se resistió hasta que, al final, tras los avisos de incurrir en responsabilidades legales, la presidenta de la Cámara, Laura Borràs, de Junts, asumió el cese de Juvillà.
Aunque comparte que la retirada del escaño por los lazos amarillos es «una injusticia» y una medida «desproporcionada», Ferran Bel considera que este caso ha supuesto un «baño de realidad política» para el independentismo, especialmente para aquellos que fueron tan críticos con el anterior presidente del Parlament, Roger Torrent, de ERC, cuando retiró el escaño a Quim Torra por una sentencia similar.
A su juicio, se ha visto «una institución que gesticula muchísimo, que intenta darle una épica a la desobediencia» y ha llamado la atención sobre el hecho de que «los mismos que fueron extremadamente duros con el anterior presidente del Parlament cuando dejó sin acta a Torra, ahora han continuado gesticulando cuando la realidad y la operativa ha sido la misma, porque no podía ser otra». Para Bel, la estrategia de «intentar esconderse detrás de los funcionarios», como ha hecho Borràs, no parece «de recibo».
Por todo ello, ha aconsejado al independentismo «gesticular menos», hacer «menos discursos épicos» y «aterrizar en la realidad», de tal forma que se explique a los ciudadanos lo que se quiere hacer, pero también «lo que se está dispuestos a hacer y lo que se va a hacer».