ACNUR denuncia una aceleración de la llegada de refugiados burkineses a varios países del Sahel
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha denunciado este viernes que el flujo de refugiados procedentes de Burkina Faso a otros países de la región del Sahel se ha acelerado en las últimas seis semanas aunque han preferido desvincular esta situación del reciente golpe de Estado en el país africano para achacarla, en su lugar, a la violencia epidémica en toda la zona.
Según el portavoz de ACNUR, Boris Cheshirkov, ahora mismo un centenar de refugiados burkineses cruzan la frontera con Costa de Marfil cada día desde hace mes y medio hasta conformar un total de 7.000 personas que han llegado a este país desde mayo del año pasado. ACNUR ha proporcionado asistencia a 4.000 de ellas.
ACNUR cifra en un total de 19.200 el número de burkineses que huyeron en 2021 a Costa de Marfil, Níger y Benín; un 50 por ciento más que en 2020. Más de 34.000 burkineses están exiliados ahora mismo en toda la región.
El portavoz ha avisado de que las penurias que atraviesan estos refugiados van empeorando todavía más con el paso de los meses. Ahora llegan a Costa de Marfil sin pertenencias ni comida, huyendo de extremistas que están quemando sus hogares y asesinando a sus seres queridos, hasta recibir acogida en localidades fronterizas de Costa de Marfil completamente superpobladas. ACNUR ha llegado a constatar hasta 30 refugiados hacinados en una pequeña residencia de la zona.
«La superpoblación está deteriorando las condiciones sanitarias», ha denunciado Cheshirkov, quien ha podido verificar «numerosos casos de malaria, infecciones respiratorias y malnutrición», males todos ellos que están «incrementando la presión sobre los centros locales de salud».
El portavoz ha recordado además que Burkina Faso también se enfrenta a una crisis de desplazados internos, cuyo número ha aumentado un 50 por ciento el año pasado hasta los 1,5 millones de personas, una proporción respecto a la población total (20,9 millones) más altas del continente.
Todo esto ocurre en una región, el Sahel, «plagada de inestabilidad política, violencia casi omnipresente, escasez de alimentos y escenario de un desproporcionado impacto de la crisis climática», y cuya población de refugiados está comenzando a bajar a la costa sur del continente, donde «corren el riesgo de acabar en un limbo».
A ello hay que añadir que la región entera se enfrenta a un «éxodo rural sin precedentes» y a estallidos de violencia en los centros urbanos, donde las chicas y las mujeres en particular se exponen a agresiones particularmente graves, incluidas las de carácter sexual.
Por todo ello, el portavoz de ACNUR ha anunciado la próxima puesta en marcha de una nueva solicitud de fondos de ayuda para la región entera, ya que sus operaciones para el centro del Sahel solo han recibido un siete por ciento del dinero solicitado para financiar sus operaciones de ayuda a la población.