Un estudio encuentra un posible talón de Aquiles en los virus respiratorios

Una proteína podría aportar información para disuadir de la neumonía que provoca la exagerada respuesta inflamatoria del organismo a los virus respiratorios, entre ellos el que causa la COVID-19. Esa proteína viral es la NS2 del virus respiratorio sincitial (VRS), y un estudio de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Washington (Estados Unidos) ha descubierto que si el virus carece de esta proteína, la respuesta inmunitaria del cuerpo humano puede destruir el virus antes de que comience la inflamación exagerada.

Al igual que otros virus respiratorios, entre ellos el virus del SARS-CoV-2, el VRS infecta las células pulmonares encargadas del intercambio de gases y las utiliza como fábricas para producir más virus. La multiplicación incontrolada del virus en estas células conduce a su destrucción y a la manifestación de una inflamación grave; a enfermedades pulmonares como la neumonía; y, a veces, a la muerte.

«La inflamación exagerada obstruye las vías respiratorias y dificulta la respiración. Por eso las personas que tienen estas respuestas inflamatorias prolongadas y graves contraen neumonía y necesitan ayuda para respirar, y por eso acaban en el hospital en la UCI», explica Kim Chiok, líder del estudio.

Los investigadores determinaron primero las funciones de las proteínas víricas utilizando virus que carecían de genes que codificaban diferentes proteínas víricas y comparándolos con una cepa salvaje del virus.

Chiok identificó la proteína viral NS2 como un regulador clave de la autofagia, un proceso celular que modula la defensa inmunitaria durante la infección del virus. La autofagia está mediada por una proteína celular conocida como Beclin1.

Cuando el virus entra en la célula, Beclin1 puede reconocer y eliminar la amenaza de la célula. Para ello, se une a ciertas proteínas genéticas más pequeñas mediante un proceso conocido como ISGylation. «Es casi como si Beclin1 se pusiera una armadura», dice Chiok.

El estudio demostró que la proteína NS2 del VRS elimina esta «armadura» de Beclin1, lo que permite al virus persistir y replicarse dentro de la célula, extendiéndose a otras células y causando daños que inician una respuesta inflamatoria exagerada del organismo que culmina en enfermedades de las vías respiratorias como la neumonía. Sin la proteína NS2, el virus es destruido rutinariamente por Beclin1.

«En cierto modo, se está desactivando la capacidad de la NS2 para modular el mecanismo de defensa inmunitaria de la célula. Se pueden utilizar terapias dirigidas a esa proteína y, potencialmente, transferir este concepto a otros virus respiratorios como el virus de la gripe A y el SARS-CoV-2», apunta Chiok.

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