Albares no se conforma con la cooperación de Marruecos en inmigración y los contactos fluidos: «Tenemos que ir a más»
El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, ha asegurado que España y Marruecos están tratando de construir «una relación del siglo XXI» y ha dejado claro que no se conforma con los contactos fluidos que ha dicho mantener con su homólogo marroquí o la cooperación que el país vecino presta frente a la inmigración irregular.
«Estamos construyendo una relación del siglo XXI», ha comentado al ser preguntado en rueda de prensa con su homólogo paquistaní, Shah Mehmud Qureshi, por el hecho de que Marruecos aparentemente ya se ha reconciliado con Alemania, con quien había roto la relación, pero aún no lo ha hecho con España.
En este sentido, ha asegurado que «hay fluidez en los contactos» que mantiene con su homólogo, Nasser Bourita, y a ambos les mueve «el espíritu de avanzar en construir una cooperación que es densa, que es rica y que abarca muchos aspectos».
Como ya ha dicho en otras ocasiones, existen «muchos aspectos positivos» sobre los que construir dicha relación, remitiéndose al discurso de agosto de Mohamed VI en el que expresó su deseo de una nueva relación con España basada en la confianza y el respeto mutuo y a la respuesta en la misma línea que le dio el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El ministro también se ha referido a la colaboración que «está prestado» y ha venido prestando Marruecos frente a la inmigración irregular para «evitar saltos y entradas a Ceuta y Melilla». «No me conformo con eso, tenemos que ir a más», ha rematado.
Por otra parte, ha aprovechado para reiterar el respaldo de España al nuevo enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, que esta semana iniciará su primera gira por la región para entablar contactos con las partes, para lo cual España ha puesto a su disposición un avión de las Fuerzas Armadas españolas, ha indicado el ministro.
Respecto al conflicto, «que dura ya demasiado», ha reiterado que España apoya una «solución política, justa y mutualmente aceptable» para las partes en el marco de Naciones Unidas.