Identifican conexiones neuronales responsables de la modulación del dolor y la sintomatología depresiva

Investigadores del Centro de Investigación en Salud Mental, CIBERSAM, han identificado conexiones neuronales responsables de la modulación del dolor y la sintomatología depresiva derivados del padecimiento de dolor crónico.

Los estudios, realizado por miembros de la Universidad de Cádiz (UCA) y del Instituto de Investigación e Innovación Biomédica de Cádiz (INiBICA) dirigidos por la profesora Esther Berrocoso y el recientemente desaparecido profesor Juan Antonio Micó, han culminado con la publicación en la revista Brain .

Los investigadores se han centrado en los mecanismos biológicos implicados en un tipo de dolor, el dolor neuropático, cuyo abordaje terapéutico es muy complejo al desconocer los mecanismos neurobiológicos implicados.

Este dolor puede tener diversos orígenes: como consecuencia de la compresión de un nervio (por ejemplo debido a un tumor, una hernia discal, al síndrome del túnel carpiano), o también en el caso de que exista un daño nervioso que afecte a todo el organismo (diabetes mellitus) ó a una zona concreta -dolor debido a una culebrilla (herpes zoster)- ó incluso a un procesamiento anómalo de las señales dolorosas como ocurre en el dolor del miembro fantasma.

Los investigadores centran su investigación en el locus coeruleus, principal núcleo noradrenérgico del sistema nervioso central, que tiene un papel relevante en el procesamiento del dolor y conecta la médula espinal con áreas corticales encargadas del procesamiento sensorial y emocional del dolor.

Mediante aproximaciones metodológicas novedosas como DREADDs (siglas en inglés de Designer Receptors Exclusively Activated by Designer Drugs), que permiten modular selectivamente la actividad de las neuronas, han demostrado que las conexiones del locus coeruleus con la médula espinal tienen un papel relevante en el alivio del dolor solo al inicio de la neuropatía, sugiriendo que se produce un agotamiento de la función analgésica endógena.

Además, interrumpiendo la conexión entre el locus coeruleus y la corteza cingulada anterior se alivia la conducta depresiva observada en los animales con dolor neuropático. Así mismo, mediante un estudio farmacológico se demostró la participación de receptores alfa-adrenérgicos en la corteza cingulada anterior responsables del fenotipo depresivo.

Estos resultados demuestran que el dolor crónico provoca diferentes cambios en el sistema nervioso central a lo largo del tiempo. Así, en los estadios iniciales del proceso doloroso se producen unas adaptaciones mediadas por la vía descendente noradrenérgica hacia la médula espinal que reducen el dolor que el sujeto experimenta. Sin embargo, cuando el proceso doloroso persiste en el tiempo se produce la activación de conexiones desde el locus coeruleus hacia la corteza cingulada anterior que favorecerían la aparición de síntomas relacionados con la depresión.

En otras palabras, «la acción de la noradrenalina es beneficiosa a nivel espinal con un papel analgésico pero puede ser contraproducente en áreas cerebrales superiores provocando efectos indeseables», explica Berrocoso.

Estos hallazgos podrían contribuir a explicar por qué los actuales fármacos antineuropáticos que promueven la activación noradrenérgica requieren de otros mecanismos de acción complementarios tales como la modulación de canales iónicos (gabapentina), serotonérgicos (amitriptilina o duloxetina) o incluso opioides (tapentadol y tramadol).

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