Una investigación pide a los neurólogos ser agentes de cambio para incorporar el ejercicio en la esclerosis múltiple
Una investigación ha abogado por la integración del ejercicio en los planes de atención clínica de las personas que padecen esclerosis múltiple (EM) y, para ello, han señalado como agente de cambio a los neurólogos, a los que piden promover el ejercicio para el manejo de los síntomas físicos y cognitivos de la EM.
El artículo, que se ha publicado en la revista Exercise and Sports Sciences Reviews tiene el título de El neurólogo como agente de rehabilitación con ejercicio en la esclerosis múltiple (The neurologist as an agent of exercise rehabilitation in multiple sclerosis, el título original). Dicha investigación ha estado dirigida por autores que pertenecen a la Fundación Kessler.
Los autores han descrito un modelo basado en tres niveles que gira en torno a las interacciones entre el paciente y el neurólogo. El primer nivel sería para los profesionales sanitarios a quienes se prepararían para ser agentes de cambio a través de la formación y apoyo profesional. El nivel medio se centra en la interacción paciente-neurólogo y proporciona los recursos necesarios para los protocolos de ejercicio, y el nivel superior describe el establecimiento de objetivos y el seguimiento necesarios para lograr un cambio de la inactividad al estilo de vida activo.
«Este modelo está listo para su aplicación en entornos clínicos. La incorporación de la rehabilitación con ejercicios en el arsenal de opciones de tratamiento tiene el potencial de transformar la atención de la EM. Vemos un papel fundamental para los neurólogos no solo en promover los beneficios del ejercicio a los miembros de sus equipos de atención y sus pacientes, sino también en garantizar el acceso a los recursos necesarios para lograr un cambio de comportamiento», ha comentado el científico investigador principal del Centro de Neuropsicología y Neurociencia de la Fundación Kessler, Brian Sandroff.
En este sentido, los investigadores reconocen los desafíos inherentes a la implementación de este modelo de práctica y la necesidad de una investigación que supere las brechas entre el conocimiento y la práctica clínica. Los autores proponen el desarrollo de un conjunto de herramientas clínicas como un enfoque práctico para promover el ejercicio en los planes de atención para las personas con EM.
«Desde la perspectiva de la investigación, una herramienta de este tipo podría contribuir a nuestro conocimiento de la actividad física en esta población y promover la reevaluación del impacto del ejercicio en múltiples puntos finales. Esto ayudará a guiar el desarrollo de protocolos de ejercicio que logren los máximos resultados», ha concluido Sandroff.